LA FIESTA -SEGUNDA PARTE

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     La puerta sonó y Asenath quien estaba comiendo una gran tableta de chocolate la abrió.

—Hola... eh... ¿Aquí vive Annipe? 

—¿Tú eres su amigo? ¿Quién eres?

—Perdón, no me presenté, soy Hardin, el hermano de Blas.

—Ah sí, sí ya te voy identificando —sonrió— aunque no te conocía, Annipe está dormida, pero debe levantarse de todos modos, Annipe! Ven! Despierta qué un chico quiere hablar contigo!

     A los segundos bajó una Annipe totalmente despeinada con sus ojos entrecerrados, soltando un bostezo.

—¿Por qué un chico querría hablar conmigo? —preguntó bajando las escaleras, sus ojos se abrieron como platos al ver quien era, hubiera deseado regresar y ocultarse en su habitación, pero ya era tarde, se encontraba frente a frente con él.

—Yo... los dejo solos! —exclamó Asenath apuntando hacia la cocina.

—¿Cómo estás? —preguntó él.

—¿Por qué viniste? tienes...

—Vine a pedir disculpas —dijo interrumpiéndola.

—¿Por qué?, tú no me hiciste nada.

—Sí lo hice, te arrojé al lodo y a causa mía saliste casi llorando, no quiero estar mal contigo.

—No me conoces ¿Qué cambia si estás mal conmigo? da lo mismo.

—No lo es, no da lo mismo, aunque no te conozca no me gusta que nadie se vaya mal de mi casa.

—De igual modo no tienes por qué disculparte, peleé con mi hermana y eso me puso mal, no era contigo, no te conozco.

—Concuerdo, Hardin de Pría —estirando su mano.

    Ella sonrió por su actitud— Annipe Tolier —habló estrechándola.

—Supongo que ahora no somos tan desconocidos.

—Es verdad, de todas formas no tienes que disculparte, chocamos como cualquiera choca, tú venías distraído, yo igual, sólo fue un accidente y perdón por hablar así cuando llegaste, no tengo buen humor en las mañanas, nada personal.

—Descuida, es un alivio saber que todo se solucionó.

—¿Cómo supiste dónde vivo?

—Mi hermano me trajo, está afuera.

—Blas está afuera! —exclamó Akila quien bajaba las escaleras— Blas! —mientras salía.

—Disculpa por décima vez —soltó ella riendo.

—Te entiendo, mi hermano es igual o peor, más de una vez he fingido no conocerlo.

—Entonces... ¿Amigos?

—Amigos... dado que Blas se acaba de ir con Akila en su automóvil, ¿Me acompañas a desayunar? 

—Claro —caminando junto a ella hasta la cocina.



     Asenath se encontraba ya en la Universidad, era muy feliz allí, iba a dejar unos papeles en la oficina de Pol, pero al verlo con su pómulo hinchado y sus puños lastimados se preocupó mucho.

—Pol... 

—Dime ¿Qué ocurre? 

—¿Qué te ocurre a ti? Pol ¿Qué ocurrió?- acercándose a él para tomar su mano.

—Nada importante, sólo una pequeña pelea, estoy bien, descuida.

—Tú no eres de pelearte así como así... Pol dime! 

—No ocurrió nada, tranquila- poniéndose de pie para tomar sus manos, pero ella se soltó.

—Pensé que confiabas en mi.

—Lo hago ¿Qué te hace pensar qué no?... Asenath... 

—No Pol, somos amigos, todo debe ser de igual a igual, óyeme bien, yo sé que te tengo a ti, que tú estás en cada momento, déjame hacer lo mismo, puedo escucharte o abrazarte si necesitas un abrazo, aquí estoy y si estás pasando por algo, no tienes por qué pasarlo solo ¿Se entendió? 

—Sí profesora! —exclamó riendo— ven aquí —abrazándola— eres muy importante para mi, no sabes cuanto... pero todo está bien, en verdad... sólo peleé con un viejo amigo, terminamos pidiéndonos disculpas, descuida.

—Debo regresar al salón.

—¿Tienes algo qué hacer en la salida? 

—No, creo que no.

—Perfecto entonces, podemos ir a almorzar si quieres  y luego te llevo a tú casa.

—Me gustó la idea, acepto —sonrió para luego irse.

    Una vez solo, Pol se recostó en su sillón, recordando lo que en realidad había pasado...

     Recuerdo

     Se encontraba conduciendo en dirección a la Universidad, cuando un automóvil se acerca encerrándolo.

—Qué te ocurre! —exclamó él, descendiendo del automóvil.

—¿Tú eres Phiró? Dilo! Admítelo! —exclamó otro sujeto muy molesto, sólo eran ellos dos en aquella calle.

—Lo soy, tú ¿Quién te crees para encerrarme así? —acercándose a él.

—Así que tú eres el que anda detrás de Asenath, aléjate de ella Aléjate de mi hijo! —gritó, se podría decir que estaba ebrio.

—Tú no tienes ningún hijo ni modales ¿Quién eres tú acaso?

—Daniel Fimirz, te repito por tú bien, aléjate de mi hijo y de Asenath.

—Mira, no sé de donde sacaste eso, pero Asenath tendrá un hijo mío, por favor ya déjanos en paz Vete! 

    En ese preciso momento fue cuando el aire se volvió tenso y los golpes comenzaron a fluir, Daniel fue el que inició la pelea, pero logró dejarlo inconsciente, se subió a su automóvil nuevamente y se fue.

    Fin del recuerdo.

     Volvió a la realidad rápidamente, pasó una mano por su rostro y regresó a su trabajo.

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