FALSAS PROMESAS

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     Al día siguiente: 

—Buenos días —le susurró Blas.

—Buenos días, no quería hacer que te quedaras toda la noche ¿Por qué no te fuiste?

—Supongo que porque nos quedamos dormidos —ambos rieron.

—¿Estás mejor? 

—Sí, mucho mejor, ayer me asusté mucho, creí que moría.

—No pienses en eso, ya pasó.

—Eso veo —poniéndose de pie.

—¿Quieres que vayamos a la playa hoy? es un hermoso día.

—Lo es, pero no puedo, tengo un día muy ajetreado, aunque créeme que sí quiero ir a la playa.

—¿Por qué ajetreado?¿Mucha Universidad?

—No —volviéndose a sentar— hoy iré... ya sabes... hoy iré a encontrarme con ellos.

—Akila ya lo hablamos.

—Mira, sé que te preocupa, a mi igual, no muero por ver los asquerosos rostros de Michael y Leonardo, pero necesito hacerlo, Por favor Blas! No volvamos a lo mismo!

—No es lo mismo, tengo mis motivos para que no vallas.

—Sí, tus motivos son el peligro que puedo llegar a correr, vete olvidándote de ello, tengo una idea.

—Te escucho.

—Mira —enseñándole el pequeño cuchillo.

—¿Acaso estás loca? 

—Blas! No seas grosero!

—¿Qué harás tú con eso? 

—Mucho más de lo que te imaginas —colocándolo en su cintura— ¿Te quedas a desayunar?

—No, debo ir al café y estoy llegando tarde —dándole un abrazo— adiós.

—Adiós.



     Asenath ya se encontraba en los pasillos de la Universidad —había llegado más temprano  sólo por unos minutos— las demás profesoras estaban hablando y ella se les unió.

—Buen día!

—Asenath ¿Ya te enteraste? —habló una.

—¿Enterarme de qué?

—El día de hoy ninguna mujer trabajará, estamos en huelga —respondió otra.

—No sólo nosotras, todas las mujeres de Atmajma —añadió la primera.

—¿Qué sucedió? 

—Degollaron a una mujer en un hotel, al parecer la víctima era una turista ¿Cómo era su nombre?... era... era... Lisa... Lisa Patrioth, sí, así.

—Dicen que su asesino está prófugo.

     Asenath sólo se quedó en silencio, corrió lo más rápido que pudo hasta la oficina de Pol y se adentró en ella.

—¿Asenath?— preguntó éste poniéndose de pie.

     Ella sólo lo abrazó soltándose a llorar, luego de eso vio todo negro.



     En el colegio con Annipe: 

Hardin: Anny... 

Annipe: Dime, rápido que estoy en clase.

Hardin: ¿Tienes algo qué hacer a las 20:00HS?

Annipe: No ¿Se te ocurrió algo?

Hardin: Un amigo me invitó a una fiesta, pensé que podríamos ir.


—Tolier! ¿Acaso es más interesante su móvil qué mi clase de historia?

—Honestamente sí, pero ustedes quieren que respondamos lo que es correcto o lo que quieren oír, así que diré no, disculpe profesora su clase es mucho más importante.

     La profesora no dijo nada y se volteó de nuevo a su pizarra, ¿El por qué? Annipe era la mejor alumna, no del curso sino de todo el colegio, si ella decidía volverse a Cilao o simplemente cambiar de colegio éste perdía prestigio y eso no les convenía.

     Annipe regresó a su móvil mientras la profesora escribía en el pizarrón.

Annipe: Iré contigo... sólo con una condición.

Hardin: Tranquila, no te dejaré sola, prometo que no sucederá lo mismo que la otra vez.

Annipe: No fue del todo tan malo... pero en ese momento juro que quería arrojarte al lodo.

Hardin: Y... ¿Por qué no fue tan malo? 

Annipe: Tú lo sabes... 

Hardin: Pero quiero que lo escribas tú.

Annipe: Porque ese día nos conocimos.

Hardin: Yo igual lo considero especial.

—¿Es tú novio? —preguntó la joven a su lado.

—Presta atención a la clase —respondió ella.

—Tú no lo estás haciendo.

—Tú no eres yo, querida.


     Akila se encontraba en su moto, estaba a sólo dos cuadras de Ojivgatro 1466 -Merezcyl 2133, un automóvil frenó frente a ella, dos sujetos con pasamontañas descendieron de el.

-¿Qué -qui -quieren? ¿Leo? ¿Leo eres tú?

    Ambos sujetos sólo rieron y luego la sujetaron de los brazos, cosa que la imposibilitó para tomar su cuchillo, gritó y pataleo, pero no hubo caso y terminó dentro de aquel automóvil.

-Hablen! Quiénes son!, Leo... 

    Una risa muy inconfundible y tranquila se oyó del lado del copiloto.

-¿Blas?...

-El mismo, pero veo que esperabas a alguien más.

-Obvio! esperaba hablar con ellos, ya me voy.

-Yo que tú no gastaría fuerzas en vano.

-¿A qué te refieres?

-Las puertas están cerradas con seguro, te presento, ellos son... mis ayudantes en el café, chicos ella es Akila.

-Blas ¿Es en serio?, necesito ir... Mi moto! 

-Descuida, ella ya debe de estar llegando a tú casa.

-Matarán a mi hermana -suspiró frustrada.

-No puedo permitir que te suceda algo a ti.

-No lo entiendes, ellos se molestarán mucho si no voy... no debí habértelo contado.

-Sin embargo lo hiciste.

-Porque no tenía a quién confiárselo, acaso debía decirle Hola Asenath! Adivina, te van a asesinar a ti y a tú hija, pero no te preocupes qué todo está bien! 

-¿Molesta?

-¿Yo?, no, para nada estoy molesta, sólo deseo que un rayo te parta en dos y te deje hecho cenizas, pero no estoy molesta.

-Si tú dices...

-¿Qué ocurrirá ahora con mi hermana?

-Eso jamás sucederá, confía en mi.

-Eso mismo le decía Daniel a mi hermana y las cosas terminaron horriblemente mal.

-Pero no soy como él ¿Tanto te cuesta confiar en un hombre? 

-No desconfiaría, si no me hubiesen decepcionado tantas veces Blas.





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