LO QUE HACE EL AMOR

27 1 0
                                    

     Oliver corrió hasta llegar a la habitación de su prometida, sentía como el corazón se le estaba por salir de la boca.

—¿Usted quién es? —preguntó la enfermera deteniéndolo.

—Wot, soy el novio de Anat ¿Puedo verla? ¿Cómo se encuentra? 

—De maravilla, con algunos raspones, pero de maravilla, claro que puede verla.

—Se lo agradezco.

—Antes... debo decirle algo.

—Dígamelo después, no puedo esperar —exclamó ingresando a la habitación.

   Ya dentro, ella se encontraba despierta mirando la nada con cierto temor en la mirada, pero al verlo allí, de pie junto a ella su rostro se iluminó.

—Oliver! 

—Mi amor —abrazándola.

     Por fuera parecía sólo un simple abrazo, pero para ellos era un mundo de emociones, alegría, tristeza, temor, melancolía, nostalgia, armonía y amor, sobre todo amor.

—¿Estás bien? ¿Te hizo algo? 

—No quiero hablar de eso ahora.

—Anat... —ambos se encontraban llorando, sosteniendo el rostro del otro— no quiero volver a perderte, no lo soportaría.

—Pensé... por un momento... por un minúsculo momento pensé que no te volvería a ver, pero siempre supe que me estabas buscando.

—Discúlpenme! —exclamó la enfermera ingresando junto a Diego y Oriana— pero no puedo ocultar más esto y se nota que se aman.

—¿Qué sucedió? —preguntó Diego.

—Felicidades —ambos se miraron sin comprender— Estás embarazada! Serán padres! —chilló ella demasiado feliz.

     Ambos se miraron y rieron, lo imposible parecía ser posible después de todo.

     Oliver la abrazó nuevamente volviendo ambos a llorar— Te amo —le susurró al oído.

—Aún no lo creo —habló ella luego de que se vaya la enfermera.

—Por eso te sentías así, ese angelito era el culpable —habló Oliver.

—Fue el día, luego del casamiento de Oriana y Diego —comentó Anat.

—Qué ustedes qué! En mi boda! —expresó Diego— bueno... al menos seré tío, Soy tío! no puedo esperar a tenerlo en brazos.

—En tus sueños —habló Oliver— temo que se te caiga.

—Eso no pasará.

—Tú te caíste de la cuna, papá me lo dijo y aquí estamos.


     Luego de que los dejaran solos...

—Hola ¿Me oyes? —susurró Oliver hablándole al vientre aún plano de Anat, quien sólo reía— hola mi angelito o angelita.

—Oli... no creo que te escuche, es muy pronto.

—Lo hará, mi hijo es muy inteligente.

—¿Cuándo me iré? 

—Mañana, te irás a mi casa.

—¿Por qué no a la mía?

—Luego lo harás ¿Acaso no quieres estar junto a mi? 

—Siempre! —exclamó besando sus labios.

—Hermano... ¿Podemos hablar? —preguntó Diego ingresando a la habitación.

—Claro.


     En el pasillo...

—¿Ya lo sabe? —preguntó Diego.

—Aún no, no puedo decírselo.

—Nos anunciaron su muerte cuando estábamos en la comisaría, es su hermana.

—Y es la madre de mi hijo, temo que algo le suceda, es una noticia muy fuerte.

—Debe saberlo y tú debes contenerla, juntos podrán salir adelante.

—Gracias hermano, eso haré.



     Una semana después: 

      El día que ella llegó a la casa de Oliver, él le contó todo acerca de su hermana, con todo el temor y la paciencia del mundo.

     Su plan era ocultárselo, por al menos unos ¿Nueve meses? pero no pudo, dado que ella no dejaba de preguntarle.

     Ella al principio no lo comprendió, no lo quería asimilar, luego de llorar al menos una hora en el pecho de Oliver, decidió tomarlo más calmadamente, le explicó que en el fondo no le sorprendía que eso sucediese.



ATRAPADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora