Capítulo 23

198 22 4
                                    

Hay estudios que demuestran que el tacto tiene memoria, tocar algo que ya habías tocado anteriormente activa tu memoria y te trae recuerdos olvidados. Madelaine creía en ello, y a medida que bailaba con aquella mujer, que la mujer se pegaba a ella de forma seductora, su memoria intentaba decirle que conocía a aquella mujer, pero no sabía de qué. Pero con la leve caricia de su brazo, supo que lo había tocado con anterioridad, al tocar su cintura al bailar recordó haber abrazado ese cuerpo, pero seguía sin recordar a aquella mujer.

-¿Nos conocemos? -preguntó Mad

La mujer sonrió de forma coqueta, llevó un dedo a la boca de Mad, para acallarla, la pelirroja cogió su mano y se la besó, el toque de sus dedos intentaban mandar un recuerdo que no terminaba de llegar, la giró y agarró a la mujer de la cintura pegándose a ella, moviéndose pegada a ella, había abrazado a esa mujer por la cintura, cerró los ojos e inspiró su olor. Los abrió de golpe, ¡Mónica! Pero no era posible, ¿por qué iba a estar Mónica allí y así? No eran sus ojos, pero era su olor... Madelaine cerró los ojos, acarició la cintura de la mujer, llevó su mano a su muslo, tocando su culo, tocó su cuello y lo besó, todos sus sentidos menos la vista le decían que era Mónica. ¿Estaba delirando? ¿La veía en todas partes?

Mónica cerró los ojos disfrutando de las caricias de Madelaine, moviéndose a su ritmo, con su cuerpo pegado al de ella, pero una parte de ella le recordó que no era a ella a quién acariciaba, Madelaine estaba acariciando a una desconocida. Mónica se giró y le destrozó ver como Mad tenía los ojos cerrados, disfrutando de aquella mujer. Cuando la pelirroja abrió los ojos notó el deseo en ellos y a partes iguales la excitó y la destrozó.

-¿Cómo te llamas? -preguntó Mad

-¿Importa? -Mónica hablaba un tono más bajo al suyo, donde la voz era más difícil de reconocer

-Supongo que no -Madelaine acarició el hombro descubierto de la mujer, llevando su mano en una leve caricia hacia su cuello, su mandíbula sin dejar de mirarla a los ojos

Las dudas mataban a Madelaine, así que solo hizo lo que creyó que la sacaría de dudas, la besó, y aquellos labios le devolvieron el beso y todas sus dudas se disiparon, reconocería aquellos labios en cualquier parte. La forma de tocarla mientras la besaba era la misma, era Mónica, ¿pero a qué venía todo eso?

Madelaine miró a su alrededor, esperando ver a Anita y Miguel, que saltasen y se rieran diciendo que era una broma, una cámara oculta para el programa, cualquier cosa que tuviera sentido al porqué Mónica estaba vestida así haciéndose pasar por una persona que no era ella.

-¿Qué buscas? -preguntó la mujer

-Buscaba un lugar donde poder estar... más cómodas -mintió Madelaine

"Muy bien Mónica, si quieres jugar, juguemos"

Madelaine se la llevó apartada, la echó contra la pared y la besó, aquella mujer la besó con tanta fogosidad como ella, hizo algo que no habría hecho con Mónica, alzó una de sus piernas y acarició su muslo, encajándose entre sus piernas y creando fricción. Mónica la miró sorprendida, quería parar, quería irse y no volver a ver a Madelaine nunca más, y quería quedarse, quería sentir su cuerpo y sentir sus caricias, quería ser sólo aquella desconocida a la que Mad deseaba. Dejó de pensar y se dejó besar y acariciar, sintiendo el deseo y la excitación de la otra mujer que activaba su propio deseo.

Madelaine se sorprendió de que no reaccionara, por un momento pensó que quizás estaba equivocada, quizás no era Mónica, pero en uno de los roces escuchó un pequeño gemido, nuevamente sus sentidos le decían que era ella. Llevó una de sus manos a su pecho y lo acarició, besó su canalillo. "¿Cuánto más vas a durar Mó? ¿Por qué haces esto?"

Mónica y el (sexo) amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora