Capítulo 38

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Madelaine nunca había sido una persona que viviera pendiente del teléfono, obviamente siempre lo tenía encendido y cerca por si había alguna emergencia en su trabajo o sus hermanos la llamaban, pero no era de las que miraban a cada instante si alguien estaba en línea, ni miraba las redes sociales o observaba el registro de llamadas, ni siquiera cuando había esperado una notificación importante como la nota de un examen o el visado. Madelaine era de las que pensaba que las cosas tenían que llegar en su momento, en cambio, durante dos días había estado observando el teléfono, apenas había salido de casa esperando una visita que nunca se produciría, aún le costaba asimilarlo, su historia con Mónica había acabado así, sin más.

El teléfono sonó y Madelaine se lo quedó mirando un instante antes de coger, se culpó mentalmente al sentir decepción al ver el nombre de Vlad en la pantalla.

-Hola Vlad -dijo Madelaine intentando fingir una felicidad que no sentía

-¿Sales hoy para Brasil? -preguntó su hermano

-Si, en dos horas voy hacia el aeropuerto -comentó Madelaine mirando las maletas que ya tenía preparada

-¿Estás con mi futura mujer?

-MI futura mujer -se escuchó la voz de Diego

-Estoy sola en casa -dijo Madelaine-. Mónica y yo ya no estamos juntas. Y antes de que lo digas, en esta ocasión no ha sido culpa mía, así que os agradecería si en los próximos días no me la nombran, ya bastante tengo con tener que fingir delante de las cámaras y nuestros amigos que todo está bien

-¿Estás bien? -preguntó Vlad preocupado

-Sí, está visto que el amor no es para mi, era feliz con mi vida tal y como estaba, fue una estupidez querer algo más, pero Brasil cambiará eso -dijo Mad riendo aunque supo que no había podido engañar a sus hermanos, al igual que no se había engañado a sí misma

***

Dos horas después llegó al aeropuerto, a diferencia de otras veces llegó tarde queriendo, como suponía todo el equipo y el séquito de Mónica estaban allí, saludó a todos sonriente, incluso a Mónica. Después se alejó para hablar con Anita y Miguel hasta que le dijeran que podían embarcar.

Mónica no había dejado de mirar a Madelaine desde que llegó, en varias ocasiones había estado a punto de llamarla y disculparse, pedirle una explicación, sabía que se había comportado de forma irracional movida por el miedo, ¿y al final para qué tanto miedo? ¿Miedo que supiera sus defectos por si la dejaba? La había perdido igual y lo peor es que era por su culpa. Pero seguía teniendo miedo, un miedo atroz a volver a sufrir como lo había hecho con Óscar, había estado dos días llorando, volviendo a vivir una pérdida como la que había superado hacía unos meses, no podía volver a caer en una depresión, por su bienestar mental y por el bien del programa. Así que simplemente se quedó mirando a Madelaine en la distancia viendo como sonreía y reía, sin poder evitar preguntarse si ya la había olvidado, si ya había superado lo que habían tenido, y si lo había hecho, ¿no significaba aquello que en realidad lo que habían tenido no había sido tan importante?

***

Habían llegado a Brasil, la pequeña furgoneta que los llevaban era un hervidero de conversaciones, Mónica era la que más callada estaba mirando por la ventana, solo desvió la mirada cuando escuchó un grito de dolor de Madelaine

-¡Anita te recuerdo que ese brazo no es desmontable! -gritó Madelaine con una mueca de dolor cuando Anita había tirado de su brazo para enseñarle algo a Miguel y lo había girado de forma que Madelaine creyó que le dislocaría el hombro

-¡Te lo has hecho! -dijo Miguel mirando el antebrazo de Madelaine

-Te dije que lo haría -Madelaine se giró de forma que su brazo no quedara tan tenso

Mónica y el (sexo) amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora