Capítulo 9

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Madelaine condujo hasta el hogar de las geishas

-Sólo pueden entrar Miguel y Mónica -les recordó a los otros

-Me parece injusto -se quejó Anita

-Se una diva como Mónica o ten el dinero que tiene ella, las geishas solo están disponibles para personas muy influyentes, y al parecer aquí tu amiga lo es -dijo Madelaine encogiéndose de hombros

Madelaine condujo a Miguel y Mónica a la entrada y les indicó que se quitaran los zapatos y donde debían colocarlos

-Es maravilloso -dijo Mónica mirando como todo tenía estanques con peces y bonsáis

Salió una mujer mayor que se sorprendió al ver a Madelaine, la mujer le hizo una reverencia y Madelaine la abrazó, incluso le dio un beso en la mejilla. La mujer pareció regañar a Madelaine por su tono de voz, aunque Mónica vio que la mujer sonreía

-¿Os conocéis? -preguntó Mónica con curiosidad

-No eres la única privilegiada en poder ver a las geishas -dijo Mad guiñándole el ojo-. Además soy difícil de olvidar y más cuando soy la única persona a la que casi echan por meterse en un estanque para coger una flor de loto

-¿Que hiciste qué? -Mónica la miró con los ojos abiertos de asombro aunque no pudo evitar reír

-En mi defensa diré que tenía seis años

Madelaine tradujo a la mujer que las miraba sin comprender, la mujer la volvió a reñir recordando el incidente. Finalmente, acompañaron a la mujer hasta una sala, delante de ambas le pusieron unas pequeñas bandejas, había unas sillas bajas, Mónica se sentó, Madelaine pidió que se la retirasen y se sentó de forma tradicional. La misma mujer que las había llevado hasta allí les llevó un cuenco con agua para que se lavasen las manos, Mónica miraba a Madelaine e imitaba todos sus movimientos.

Entraron dos geishas, hicieron una inclinación y se sentaron frente a ellas, Mónica las miraba maravilladas. Las mujeres comenzaron a preparar el té

-Esta es la ceremonia del té -comentó Madelaine sin dejar de mirar a las geishas-. Cuando te lo den debes colocar la taza en la palma izquierda, cogerla con dos dedos de la derecha, dar un pequeño sorbo, inclina la cabeza en agradecimiento y después puedes beberlo

Mónica miraba todo con mucha atención, cada paso mientras lo preparaban, cada pequeña ceremonia, los movimientos cuidadosos. Madelaine miraba de vez en cuando a Mónica, la notó un poco incómoda cuando comenzaron a servirla

Después le ofrecieron un espectáculo musical, Mónica estaba atenta, mirándolas casi sin pestañear, a Madelaine le encantaba esa profundidad en sus ojos, la intensidad con la que miraba cuando estaba atenta a algo.

Cuando acabaron Mónica comenzó a hacerles preguntas y Madelaine traducía. Antes de marcharse, Mónica pidió estar a solas con una de las geishas, aunque estar a solas no sería la palabra, ya que necesitaba a Mad para que la tradujera y a Miguel para que lo grabase, pero las demás mujeres se marcharon. Madelaine se quedó atrás, dejándole un espacio de intimidad a las dos mujeres, traduciendo a medida que Mónica hablaba. Mónica sacó su móvil y le puso un video de ella cantando. Madelaine desde donde estaba se sorprendió de la voz de Mónica, por primera vez la escuchaba cantar y ahora entendía por qué todos a su alrededor la idolatraban. Incluso la geisha se sorprendió y la llamó diva.

Después de terminar con la entrevista en solitario, la geisha se retiró, no sin antes Mónica besarla en la mejilla y que la besasen, algo que no se debía hacer. También se hizo fotos con ella. Mónica estaba encantada.

-¿Sabéis encontrar el camino de salida? -preguntó Madelaine

-¿Dónde vas? -preguntó con curiosidad Mónica

Mónica y el (sexo) amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora