Capítulo 22

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Mónica caminaba junto a Anita y Miguel, habían quedado con Madelaine, la reconoció desde lejos, apoyada en un coche, con los auriculares puestos y esa pose tan despreocupada, se preguntó si ella era consciente del aire misterioso que desprendía y de lo sensual que parecía sin ni siquiera proponérselo. Madelaine sonrió al verlos, quitándose los auriculares y guardándolos

-¿Sabes dónde vienes? -preguntó Mad

-No, no han querido decírmelo, me tienen en ascuas todo el día -se quejó Mónica

-Aquí tenéis -dijo entregando a cada una un antifaz

Entraron en el edificio, parecía un palacete pero con luces tenues, entraron en una sala con la decoración llena de iconos sexuales

-Las energías que me llegan es de intercambio de parejas -dijo Mónica mirando a Madelaine y Anita

Madelaine las llevó a una sala y allí les presentó a un hombre, el concepto era "el corneador", que era un hombre que se follaba a la mujer de otro mientras éste miraba, pero sin llegar a haber en ningún momento un trío. Mónica y Anita comenzaron a hacer preguntas. Cuando terminaron el hombre los llevó para que pudieran entrevistar a una pareja que había contratado sus servicios, al igual que el corneador, la pareja llevaba máscaras que ocultaban su rostro. La pareja era un matrimonio, ella tenía 25 años y el 48, y desde que se conocieron dejaron muy claras las cosas, ella podía acostarse con quién quisiera mientras él estuviera para verlo. El hombre reconoció que le gustaba que le humillasen. Cuando el hombre comentó que tenía una jaula de castidad para el pene, Mónica pidió verlo, el hombre se quitó el pantalón y se lo enseñó, Anita lo miró con dolor ajeno, en cambio Mónica miraba atentamente aquello

-La tienes ahogada -comentó Mónica

-¿Y puedes orinar? -preguntó Anita

-Sí, pero tiene que ser sentado -explicó el hombre

-Al tener yo la llave, yo decido cuando puede tener una erección, cuando puede correrse... -comentó la mujer

Al terminar la entrevista salieron, Anita y Madelaine se miraron comenzaron a reír y las dos a la misma vez dijeron:

-¡Era rosa! -haciendo referencia a la jaula de castidad de aquel hombre

-No sabía que existía eso -comentó Mónica-, conocía el cinturón de castidad, pero jaula para el pene no.

-Yo sí, tuve una -Mad comenzó a reír-. Y Vlad desde entonces las odia

-¿Se la pusiste a tu hermano? -preguntó horrorizada Mónica

-¡No! Cuando salen productos nuevos suelo adquirirlos, por si alguien viene a la consulta y habla de un producto determinado, me gusta estar informada. Tenía uno en mi habitación, Vlad lo vio y le pudo la curiosidad, la llave la tenía yo, pero no estaba en casa, al volver me encontré la sorpresa. Aprendió a las malas a no tocas mis cosas

-¿Conocías el término corneador? -preguntó Mónica

-Sí, conocía este tipo de prácticas

-¿Las practicarías?

-Lo he hecho, he sido la "corneadora", hay muchos hombres que le excitan ver a sus mujeres con otra mujer. Solo que yo no he quedado explícitamente por redes como hacen los corneadores, yo he conocido una pareja y a la hora de intimar me han propuesto eso y he dicho que sí

-¿Lo harías con tu pareja? ¿Contratar esos servicios?

-Mónica, hemos dejado de grabar puedes dejar de interrogarla -bromeó Anita

-Depende, si a mi pareja le excita verme con otra persona sí, lo haría. Al revés no, no podría estar viendo como mi pareja está con otro sin yo participar, eso de quedarme solo mirando no me va

Mónica y el (sexo) amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora