FUEGO

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Habían pasado dos meses desde que los Malfoy habían abandonado Inglaterra, durante una semana las salida de los sangre pura del país había encabezado la portada de El Profeta, por supuesto que los trataron como cobardes que habían huído pero solo unos pocos conocían las verdaderas razones.

Desde entonces no había tenido noticias, nada sabía del adorable Malfoy hasta que recibió una carta que le había enviado Narcisa. Estaba preparando el almuerzo cuando Ron ingresó a la cocina con un sobre y un dedo lastimado fruto del picotazo de la lechuza.

-Maldito pájaro, me mordió cuando quise tomar el sobre- se chupaba el dedo.-

-No hagas eso ven te voy a curar- y dejando el sobre en la mesa, limpió la herida y con un simple hechizo ésta solo era un recuerdo.

-Es de Narcisa- comentó Hermione.

-Me lo imaginé, por tanta amabilidad de ese pajarraco- se quejaba Ron.

Al abrir el sobre cayó una foto que flotó hasta los pies de su marido, la levantó y al mirarla dijo- así que este es el pequeño Malfoy, mira Rose- mostrándole la foto a su hija que los observaba feliz en su sillita alta- cuando estés en Hogwarts asegúrate de machacarle en cada examen- empezó Ron- solo espero que heredes el cerebro de tu madre-sonreía el feliz padre mientras la niña le tocaba la cara- No seas muy amigable con él, ya sabes que el abuelo Weasley nunca te perdonaría si te casas con un sangre pura.

-Ron, deja de decir tonterías por favor, aún no come sola y ya intentas ponerla en contra de quien no conoce- le había reclamado Hermione entre sonrisas y mimos a su hija.

-Y qué dice la Sra. Malfoy, están bien, por lo menos en la foto se ve al pequeño rubio aferrado a este hurón de peluche que le regalaste y una mano no puede quitárselo, apuesto que ese debe ser el padre.

-Si, por el anillo se nota que es Draco- lo había reconocido- adoro al pequeño y ya hace lo que quiere, ahora él le hará pagar al padre los caprichitos que desesperaban a Narcisa- finalizó Hermione y Ron estaba a las carcajadas.

La siguiente semana cuando Ron regresó a su casa después del entrenamiento de su equipo, la encontró vacía, sin rastros de su esposa ni de su hija- seguramente fueron a lo de Harry, mejor me baño- pensó.

Mientras tanto Hermione y Rose disfrutaban de una tarde con sus primos y tíos.

-Mione ya tienes todo listo entonces- le había preguntado Harry mientras jugaba con Albus.

- así es hermano, mañana luego del partido secuestro a mi marido y lo llevo de campamento, necesitamos un momento a solas tenemos mucho que hablar.

-Ya era hora Herm- había agregado Ginny que traía más galletas para el té- Ron está cada vez más insoportable, yo no sé qué le puede estar sucediendo pero- había señalado con un dedo a su cuñada- tú tampoco te quedas atrás amiga, te noto distante, distraída, como que tuvieras la mente en otro lugar- Hermione intentó responder a las acusaciones pero Ginny la hizo callar- escucha amiga, entendemos que por tus obligaciones estés desbordadas a veces pero si yo que te veo pocas veces a la semana lo noto, imagínate mi hermano que está viviendo contigo- la miró interrogante.

-Tienen mucha razón por eso mismo necesitamos salir solos, sigue en pie la oferta de quedarse son Rose verdad, porque si los incomodo la dejo con mamá o Molly o de última Luna misma- preguntó mirando a sus amigos.

-Deja de decir tonterías Herm, Rose se quedará con nosotros, aparte eso le dará motivos a Ginny de jugar un rato con ella y practicarles peinados que ya tenía pensado por si teníamos una nena- agregó Harry molestando a su esposa.

Siempre fue ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora