REGRESOS

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Estaban parados frente a las chimeneas de la estación de trenes prestos a viajar a la Mansión. Theo y Luna habían encabezado al grupo, Harry y Ginny ya estaban dentro de la chimenea, cuando el elegido la miró por última vez antes de desaparecer entre las llamas del mismo color de sus ojos, había incertidumbres en su mirada.

Draco esperó a que ella intentara avanzar pero Hermione no se movía, estaba petrificada ante ese vacío de rocas que la llevaría hacia un lugar de recuerdos oscuros. Y él lo sabía.

Casi como un guardián, se acercó a ella y la envolvió entre sus fuertes brazos. Ella lo había reconocido, sabía que aquellos brazos la habían rescatado hace dos años de aquel otro oscuro momento.

Pero frente a la chimenea era diferente. Igual de protector pero aquí quería influirle confianza, seguridad, esperanza.

Otra imagen apareció en su memoria, la de un antiguo cuadro, el que recibió de ofrenda solo por alegrar una tarde a un misterioso caballero. La doncella y el dragón. Ella se sentía en ese momento parte de la historia, de colores, de luces y sombras, de pinceladas y de trazos hábiles. Ella era entonces la doncella y su dragón la estaba cuidando. Otra vez.

Respiró profundamente cobijada en su pecho, la fragancia que le recordaba a un libro encontrado sin buscarlo, la envolvió.

-se preocuparán si no los alcanzamos- susurró entre los brazos de Draco.

-si quieres les aviso que aún no estás lista y ellos lo entenderán leona- aflojó su abrazo y la miró con dudas- tal vez necesites un momento para meditarlo.

-tuve casi una semana para hacerlo Draco- respondió, se soltó y caminó segura hacia la chimenea, giró- ¿me acompañas?- sus ojos de chocolate lo invitaban a perderse en ellos. Y antes de desaparecer le dijo- tengo un libro que te pertenece pero voy a quedármelo.

Cuando salieron a la majestuosa biblioteca, los rostros ansiosos de sus amigos la distrajeron y no puedo percatarse de la expresión de anhelo en él.

Harry se acercó presuroso a ella- ¿les ocurrió algo?- inquirió abrazándola y mirando fijamente a Draco.

-nada Potter, solo unas palabras de aliento antes de partir.

-s¿olo de aliento?- ella lo miraba por encima del hombro de su amigo.

Hermione no había notado la presencia de tres elfos en la sala, ellos la miraban con sumo respeto y admiración.

-Srta. Granger bienvenida a la Mansión Malfoy es un honor poder recibirla, mi nombre es Owen- se había inclinado al igual que sus compañeros- mi esposa es Agatha y mi hijo Orson, estamos aquí para lo que los señores necesiten.

Ella se sorprendió de verlos tan pulcramente vestidos, sus ropas eran limpias y casi nuevas y en ellos no aparecía en escudo de la familia- ¿Uds. son libres?- los tres asintieron- ¿y los tratan bien?-pero no llegó a escuchar la respuesta, pues Draco la interrumpió.

Indiferente a sus palabras, avanzó hacia su escritorio y aclaró- mis padres llegarán en un par de horas, ¿Luna qué necesitamos buscar?

-estuve pensando en ello y con Hermione coincidimos en que deberíamos esperar a que Severus y tu padre estén aquí, ellos tienen más conocimientos en cuanto a qué hechizos pudo usar Pettigrew, ¿no lo crees?.

-Entonces voy a disponer que nos preparen unos bocadillos- desviando su mirada hacia los elfos- Owen ¿pueden disponer de un almuerzo liviano por favor?

Siempre fue ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora