Pasan las semanas en el verano. Su primer aniversario va y viene.
Le resulta un poco extraño celebrar su primer año en la fecha en que se conocieron y no en el día en que comenzaron a salir oficialmente. Aunque, en defensa de Jaebeom, el comienzo de su relación oficial era ambigua en el mejor de los casos. Cualquiera de los dos podría argumentar que comenzó en este día o en aquel día, en una fecha o en la otra.
Entonces, a pesar de la decisión aparentemente poco ortodoxa de tener su fecha de aniversario en la que había tirado su café por primera vez en el traje de Jaebeom por accidente, en realidad encaja. Nada en su noviazgo ha sido normal en lo más mínimo y, para ser completamente honesto, no lo cambiaría por nada. Tal vez regresaría y cambiaría su forma de actuar a veces; había pasado muchísimo tiempo siendo un imbécil cuando podrían haber estado saliendo ya. Pero cada paso, hacia adelante o hacia atrás, los ha traído hasta aquí, y se niega a cambiarlo.
Es su propio verso en una vieja canción que cantaba sobre sus diferencias. Y, sin embargo, aquí están, más allá de los escombros y donde han encontrado su propio pedacito de cielo. Es paz en la tierra, a Jaebeom le gusta decirle con un floreo demasiado dramático; sus brazos suben y bajan y salen en semicírculos para abarcar el espacio que los rodea. Se ríe y se ruboriza como un caramelo dulce que Jaebeom besa como un adicto.
El verano crece a su alrededor mientras sus vidas se alinean como bloques de Tetris. El calor los arrastra con el viento, llevándolos a través de días brumosos. pavimento horneado y resplandecientes piscinas color aguamarina de clientes y conocidos de negocios.
Nunca aprende a nadar como lo hace Jaebeom, pero piensa que está bien; es suficiente para dejar que el sol queme el color en sus estrechos hombros mientras observa la línea masculina del cuerpo de Jaebeom perforar la superficie de cristal como una punta de flecha disparada al agua. Se abre para él mientras se sumerge, no muy diferente a la forma en que el mundo se abre para él cuando lo ordena con un firme apretón de manos y una hermosa sonrisa.
Lo admira desde la piscina, con las gafas de sol en la punta de la nariz, mientras Jaebeom sube la escalera y se para a su lado chorreando gotas de agua en su cuerpo como un Adonis.
—¿Qué estás leyendo? —suele decir, aunque siempre lo sabe. Es su forma de fingir que Jinyoung es solo un apuesto extraño, porque sabe que hace que se ría de esa manera en la que le encanta seguirle el juego.
Dejará caer el libro sobre su pecho, aún abierto en abanico con una mano mientras con la otra se ajusta las gafas de sol.
—¿Quién pregunta, guapo?
Y hace reír a Jaebeom, siempre.
—Suenas como una ahjumma cachonda y divorciada cuando preguntas así con tus lentes de sol puestos
Y Jinyoung se ríe de esto, cada vez. Deja espacio para que Jaebeom se acueste a su lado y se acomodan en el silencio zumbante de un día de verano mientras el sol atrapa sus cuerpos y los calienta hasta quemarlos.
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El otoño llega, pero lentamente este año. Las hojas se toman su tiempo para cambiar de color y caer de los árboles donde yacen en el suelo y crujen debajo de los tacones de sus zapatos. El calor del verano se aferra a los bordes del día como algo pegajoso y desesperado, arrastrándolos hasta bien entrado septiembre. Finalmente, el otoño avanza y en la primera mañana en que requieren sus chaquetas después de que el sol ha salido en lo alto del cielo azul sin nubes, se da cuenta de que es casi su cumpleaños otra vez y, de alguna manera, ha pasado un año entero ante sus ojos.
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Bendita sea mi mala suerte [Bnior/JJP]
Hayran KurguLim Jaebeom es el hombre más rico del país con menos de cuarenta años, contento con perder el tiempo y eludir los titulares como un hombre de negocios despiadado y playboy casual. Park Jinyoung se graduó en literatura inglesa y está contento con su...