Capítulo 9: Bienvenida a tu luna de miel.

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Cuando algo tocó mi hombro abrí los ojos. Lena estaba a mi lado con la frente fruncida.

"¿Qué?", murmuré al verla y me moví lentamente.

Estábamos en un avión de camino a no sabía dónde. Nos encontrábamos en primera clase y ella estaba a mi lado, mirándome fijamente.

"¿Qué?", repetí con más energía cuando salí completamente de mi siesta.

"Llegaremos en 5 minutos", dejó de verme y regresó a su asiento.

"Bien" dije, bostecé y miré alrededor.

Cuando la sentí mirarme de nuevo alcé una ceja.

"¿Me dirás por qué me observas de esa forma?"

Ella pareció pensarlo.

"Creí que cuando te dieras cuenta de que viajaríamos en primera clase te emocionarías".

Solté un bufido.

"Creo haberte dicho que antes mis padres habían tenido dinero. No es la primera vez que viajo de esta forma" suspiré, "solo que hace tiempo no lo hacía".

Arrugó su frente y asintió.

Sí estaba emocionada por volver a viajar, no me importaba a donde, pero con el día que había tenido el cansancio había sido más grande que la emoción.

Luego de pasar por la aduana, nos subimos a un taxi y miré alrededor. Estaba anocheciendo así que solo pude observar palmeras y más palmeras.

"¿Dónde estamos?" pregunté, me miró y alzó una ceja.

"Ni siquiera te fijaste cuando bajamos del avión".

Me sonrojé y miré hacia otro lado.

"Pues no".

"Ya lo veras", soltó y la miré enseguida, parecía divertirse.

Era tan rara a veces, pensé, y eso que apenas la conocía.

Cuando llegamos a un lujoso hotel la seguí hasta la recepción, la observé hablar con la mujer en el lugar y al oír su extraño acento, arrugué mi frente.

En verdad no tenía ni idea de donde estábamos.

La recepcionista habló con Lena amablemente, o más que amablemente, demasiado debería decir. De todas maneras, aunque tuve deseos de preguntarle en dónde estábamos, me contuve porque sabía que eso me dejaría en ridículo.

Luego de que la mujer le entregara unas llaves subimos al ascensor y nos detuvimos en el último piso, una suite.

"Increíble", susurré al ver el sorprendente lugar, pasé al lado de Lena y miré alrededor más detenidamente.

Llegué rápidamente al balcón y me apoyé en la baranda para mirar a todos lados.

Palmeras, playa y arena blanca, abrí mi boca sorprendida.

"El caribe", me dijo Lena al oído y salté por la impresión, alzó una ceja.

"Es bellísimo", le dije y seguí mirando alrededor.

No había palabras para explicar la belleza del lugar, ni la vista, o el olor del aire: mar, sal, y muchas otras cosas. La última vez que visité una playa no sobrepasaba los trece años.

Sonreí como boba y seguí mirando alrededor.

"Veo que te gustó el lugar", la miré.

Lena estaba apoyada en la baranda mirándome como si nada.

"¿A quién no?", ella se encogió de hombros, "claro, a ti" moví mi cabeza de un lado a otro por su falta de entusiasmo.

"Las maletas están en la habitación". La miré.

"¿Y?" alzó una ceja y luego caí en cuenta, "la habitación", me estudió "¿Cuántas camas hay aquí?"

"Una" soltó como si nada.

"¿Pediste una habitación con una cama?", la miré incrédula, volteó sus ojos.

"No, Andrea lo hizo".

Obviamente, pensé.

"Y recuerda que somos un matrimonio en su luna de miel, ¿no sería raro que pidiéramos dos camas?", terminó por decir.

"No, no lo sería" le dije molesta y entré en la suite.

Sabía que tenía razón, debíamos aparentar, si su padre había sido capaz de averiguar lo del acuerdo y el monto del dinero también sería capaz de averiguar esto. Me detuve a mitad de camino y moví mi cabeza de un lado a otro suavemente.

"Si tanto te molesta podemos cambiar de habitación", la miré.

"No, eso sería raro" dije más calmada, "además", miré al sofá y luego a ella, "ese sofá se ve cómodo".

Seguí mirándola largo rato hasta que captó el mensaje. Arrugó su frente.

"Ni lo sueñes".

Sonreí suavemente y caminé hacia la habitación.
  
  
  
  

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Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora