Capítulo 39 : Entre flores y un mensaje.

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Lo que me despertó el domingo en la mañana fueron dos cosas: Mi teléfono estaba sonando; y el timbre de la puerta igual.

Me quejé escandalosamente ante tal interrupción de mi merecido descanso y mientras contestaba el teléfono bajé a ver quién estaba en la puerta.

"¿Diga?" casi gruñí al teléfono.

"Kara", soltó Lena.

Me congelé un segundo ante la puerta, justo antes de abrirla.

"Ey" dije, "¿Cómo va todo en tu viaje?"

Abrí la puerta y volví a congelarme. Delante de mí tenía un ramo de flores, enorme y hermoso.

"Disculpe" dijo un hombre y recién lo noté. "¿Dónde lo dejo?"

"Mm" dudé, "pase, déjelo en la sala".

"¿Qué cosa?" preguntó Lena.

"No, nada" le dije a Lena y dejé pasar al pobre chico.

Lo seguí a la sala mientras oía a Lena.

"Te llamaba para decirte que regreso mañana pero no iré a la casa, pasaré a la oficina".

"Ya veo" murmuré distraída.

Me acerqué al enorme ramo de flores y conté cuatro diferentes, si no me equivocaba había: Orquídeas, rosas, tulipanes y gardenias, y todas eran de color blanco o crema, solo colores claros.

"Su firma aquí" dijo el chico y me entregó un formulario.

"Claro" le dije y lo recibí.

"Ni siquiera me escuchas" se quejó Lena.

"Lo hago", me quejé mientras firmaba "me acabas de decir que llegas mañana, ¿no?"

Ella suspiró.

"Exactamente" le oí decir.

Le entregué el formulario al chico y este me entregó un recibo, al ver que esperaba caí en cuenta.

"Un minuto" le dije, al chico, pero Lena pensó que hablaba con ella.

"No te preocupes ya tengo que irme, hablamos después" con eso colgó.

Observé el aparato sorprendida. Luego miré al chico y corrí hacia mi habitación, tomé mi billetera y regresé.

"Ya, aquí tienes" le di una propina.

"Gracias, que tenga buen día" con eso se despidió y lo acompañé hasta la puerta.

Cuando se fue, regresé corriendo a la sala, emocionada. Jamás me habían regalado flores, y nunca algo así. Busqué alrededor una tarjeta y cuando la hallé la tomé enseguida.

"¿Quien la envió?" me pregunté en voz alta.

La abrí.

Feliz cumpleaños, decía.

Arrugué mi frente.

No estaba firmada y no había otra tarjeta en el arreglo. Pero, ¿Cómo sabría quién me la envió?

"¿Mis padres?", murmuré. No, ellos ya me dieron un regalo, "¿mis amigas?", tampoco, era demasiado raro. "Lena", solté un bufido, además acababa de hablar con ella y no dijo nada, "¿entonces?" susurré y toqué con mis dedos una flor.

Jadeé cuando caí en cuenta. Solo había una persona que no era mi esposa y sabía sobre mi cumpleaños.

"Ben" dije triunfante y observé la tarjeta.

Había sido escrita a mano, con letra prolija y ordenada. Suspiré.

Ahora tenía la impresión de que cada una de estas flores significaban algo, por eso busqué por internet y descubrí que eran varias cosas. Amistad, coquetería, majestuosidad, encanto de mujer y así. El hombre me hizo ruborizar con todo eso.

Tuve una idea cuando observé el recibo, llamé a la compañía y luego de preguntar quién lo envió y si tenían algún remitente le devolví la sorpresa. Busqué por internet una que significara amistad y pedí que le enviaran solo una, además de que lo hicieran en un florero sencillo y elegante. Al parecer la florería tenía de todo eso porque dijeron que no había problemas, luego de cargar todo eso a mi tarjeta de crédito colgué.

Poco imaginé ese día que esto iba a causar un problema.
  
  
  
 
  
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Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora