Capítulo 41 : Perdidas entre las sábanas.

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Lena lo hizo enseguida, observó el contenido de mi cajón y abrió su boca sorprendida. Hacía meses que bromeaba diciendo que iba a tomarme por detrás un día, yo siempre le decía que eso era lo más antihigiénico del mundo. Ella soltaba un bufido y me comentaba que el día que lo hiciera, me gustaría tanto que terminaría rogándole por más. Ahora lo quería, quería todo de ella.

Lena observó el lubricante y los condones por unos segundos, me miró y tragó tensa.

"También tengo algo para ti" murmuró y salió rápidamente de mi habitación.

Me giré en la cama y la esperé, segundos después entró con una caja en sus manos, me la dio.

Abrí incrédula la boca al ver la caja y el nombre.

"Un consolador" susurré, no pude evitar reír.

La mujer era una pervertida.

"Déjame mostrarte mi idea". Le entregué el aparato de color negro.

Lena lo sacó y luego de lavarlo se acomodó entre mis piernas. Me mordí el labio al verla tan concentrada. Cuando me tocó con sus dedos la oí suspirar.

"Te hice daño" aseguró, no preguntó, solo confirmó.

"No del real" le dije, me miró, "solo dolió un poco, pero se sintió bien después".

"¿Te gusto sentirlo?" preguntó curiosa.

Lo pensé.

"No soy fanática del dolor" murmuré, "pero me gustó la follada dura y rápida".

Aunque hizo una mueca al oírme decirlo de esa forma, asintió.

"A mi igual" aseguró, "pero también me gusta de la otra forma".

No me dio tiempo de responder, en vez de eso la vi sorprendida llevar el juguete a mi entrada e introducirlo en mí. No era tan grande como ella, sino más pequeño incluso, y al darme cuenta de para que lo compró me sonroje un poco.

Un segundo después gemí al sentirla sacar ese aparato de mí.

Solo le tomó unos segundos tenerme gimiendo y jadeando por ella.

"Lena" susurré.

"Espera" dijo.

Por extrañas razones Lena puso dos almohadas detrás de mí antes de continuar. Cuando fui capaz de ver claramente lo que hacía me sentí sonrojar un poco antes de jadear.

"¡Oh Dios!" gemí al ver esa cosa desaparecer dentro de mi cuerpo. Estaba fría, pero al ser curva tocaba justo esa parte dentro de mí.

"Siente esto" dijo con voz ronca, en ese segundo me mostró el pequeño aparatito en su mano.

"¿Qué?" jadeé y gemí cuando el consolador cobro vida dentro de mí, vibrando suavemente.

Luego me quejé cuando Lena lo sacó lentamente y luego lo volvió a introducir. Era demasiado, como si se acumulara la tensión en mi vientre y cuerpo.

Lena lo movió más rápido, más profundo, sentí sus ojos en mi rostro, midiendo mi reacción. Solo fui capaz de levantar una mano y agarrar el borde de la cabecera, tenía que apretar algo, descargar mi tensión. Lena no me dejaba mover mi cadera, empujar contra ella. Parecía concentrada en lo que hacía, en esa forma nueva y dulce de torturarme.

"Lena" la llamé, suplicando.

Lena movió su mano por mi vientre, sentí su pulgar serpentear hacia abajo, como si me avisara de su objetivo, como si no fuera demasiado ya todo lo que me hacía.

Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora