Capítulo 28: Una borrachera sin igual.

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Cuando se detuvo delante de un hotel y justo el hotel donde había trabajado por mucho tiempo, me crucé de brazos.

"¿Qué estás pensando?". Siguió sonriendo.

"¿En verdad quieres saberlo?"

Entrecerré los ojos, Lena se acercó y agarró mi mentón con su mano.

"Sexo y alcohol" tome aire al oírla, "dijiste que había que disfrutar la noche, vamos a hacerlo entonces".

Con eso depositó un beso en mis labios y se bajó del vehículo, cuando llegó a mi lado y me abrió la puerta la fulminé con la mirada. Aun así, la seguí.

Ya en el ascensor, y luego de saludar a un par de personas la miré.

"¿Y tenía que ser justo este hotel?"

Arrugó su frente un segundo.

"Ah, claro, lo olvide" se encogió de hombros y salimos al pasillo.

Lena abrió la puerta y entré a la suite, que era la misma que siempre ocupada.

"Me da la impresión que esta habitación es tuya". Ella llego al bar y caminé por alrededor, luego, me dejé caer en el sofá, acerqué la mesa del centro, me recosté y apoyé mis pies en el.

Cerré los ojos.

"Toma" me dijo Lena y abrí un solo ojo para ver que me tendía un vaso lleno de un líquido color ámbar.

"¿Qué es?"

"Calla y bebe" soltó, se dejó caer a mi lado y me imitó.

"Genial, jamás había oído ese trago, ¿lo inventaste tú?"

Soltó un bufido y bebió.

Arrugué mi frente y olí el licor. Luego lo llevé a mi boca y probé un poco.

"¡Asco!" solté y le devolví el vaso, arrugó su frente "sabe horrible".

"No, no es así, lo que pasa es que no estás acostumbrada, es whisky".

"¿Y..." me quejé, observé que en su vaso había otra cosa, rápidamente lo tomé y bebí, "y por qué tú bebes jugo?"

Me quitó el vaso y bebió lo que quedaba.

"Porque ya he bebido suficiente".

Volteé mis ojos.

"Si yo voy a emborracharme, tú también".

"Está bien, no salgas con eso de lo que es justo..."

"Es justo" me adelanté.

Suspiró.

Volví a acomodarme y la escuché caminar alrededor. Incómoda me quite mis zapatos. Lena volvió a sentarse a mi lado, solo que también observé como dejaba tres botellas diferentes delante y tres pares de vasos.

"Bien" me miró "vino, vodka y cerveza" me moví hacia la cerveza y la alejó "uno a uno".

"Bien" me quejé y me crucé de brazos.

Ella también se quitó la chaqueta, luego sirvió dos copas de vino y me tendió una.

Lo probé, lentamente, y no estuvo mal.

"Esto me gusta". Alzó una ceja.

"Bien, debería, tiene más de cuarenta años".

Silbé apreciativamente.

"Casi el doble de mi edad".

Bebimos el resto de la botella en silencio.

"¿Qué sigue?" pregunté.

Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora