Capítulo 30: No es difícil fingir.

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Luego de jugar un rato con Krypto y comer un simple sándwich, me puse uno de los piyamas de seda y me acosté en mi cama para observar el techo de mi habitación y revolverme en mi miseria.

"Debes cumplir con tu palabra" me dije.

Me había comprometido a estar casada con Lena Luthor por un año y, el hecho de que estuviera enamorada, no cambiaba eso en nada. Solo hacía más difícil mi vida cerca de ella.

Entonces todo se resumía a una cosa: fingir que nada había cambiado entre las dos, que todo esto seguía siendo un negocio, además de una ocasión para obtener placer.

Gemí contra mi almohada y la golpeé.

Sí, es tan fácil fingir que no se ama a alguien con quien compartes diariamente. Volví a quejarme. Pero no podía irme, alejarme de Lena, ya el solo hecho de pensar en algo así me generaba una especie de pánico.

Me cubrí con la sábana y abracé mis piernas.

Desperté en la misma posición. Sola. No es que no haya despertado sola antes, pero algunas veces, me había sorprendido al despertar y ver a Lena a mi lado, durmiendo.

Suspiré y bajé a la cocina, allí tomé una cerveza del refrigerador y me senté en el sofá frente al televisor. Estuve bebiendo allí cerca de una hora sin prender el aparato hasta que oí la puerta abrirse. Hice una mueca y me acosté en el sofá. Cerré los ojos y fingí que dormía.

Fingir.

Fingir.

Fingir, repetí muchas veces en mi cabeza.

Solo fingir.

Fingir que no la amaba en verdad.

Fingir que la amaba en público.

Fingir que no me molestaba que ella fingiera que me amaba en público sabiendo que no es así.

Solo debía fingir por el resto del año. Los seis meses que quedaban iban a ser una tortura para mi cabeza.

Como la escuché llegar a la sala moví mi rostro en la dirección a la almohada y suspiré.

No quería verla, no hasta que mi corazón le hiciera caso a mi cabeza y comenzara a fingir.

Los pasos de Lena se detuvieron justo a mi lado. Estuvo allí largos segundos hasta que se alejó. Volví a suspirar e intenté dormir. Pero no pude al oír sus pasos regresar y sentir que algo me cubría. Volvió a alejarse y esperé unos segundos antes de observar la manta sobre mí.

Me quejé.

¿Por qué hacía esto? ¿Por qué debía ser dulce cuando no quería que lo fuera?

Por estas cosas había caído hasta lo más profundo del hoyo, eran sus detalles los que se habían convertido en el último clavo de mi ataúd.

Minutos después me senté y miré alrededor. Caminé sujetando la frazada alrededor de mi cuerpo y llegué a la puerta de su oficina. Solo dudé un segundo al ver su puerta abierta. Entré.

Ella estaba en su silla inclinada hacia atrás.

"Lena" la llamé suavemente, me miró enseguida, "¿estás bien?"

Se veía cansada y tensa.

Asintió y me observó fijamente.

"¿Un mal día?" pregunté.

Sonrió un poco.

"No por completo" aseguró, me observó de pies a cabeza, "antes del almuerzo me divertí bastante".

Ahí va de nuevo, pensé, diciendo algo que no esperaba y desestabilizándome emocionalmente.

"¿Quieres algo de beber?" debía salir de allí.

Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora