Capítulo 38 : Feliz cumpleaños a mi.

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Descubrir que sentía celos de alguien que no conocía me parecía muy extraño. Pero tener a Andrea informándome cada vez que ellas volvían a aparecer en una revista lo era más. Hubo una segunda vez, solo que esa vez, fue en un periódico, en la parte de sociales. Quizás lo bueno de eso, si se puede decir algo así, es que cuando Irma y Gayle también vieron las fotografías y me las mostraron, de nuevo, respondí como debía ser, un tanto molesta. Lo suficiente.

Claro, les mentí diciéndoles que no era nada, y acepté, solo a ellas, que tampoco me gustaba. Irma me dijo que no me preocupara, considerando la profesión de mi esposa, lo más probable es que fuera una reunión de negocios, esta vez Gayle la apoyó y criticó la forma de vestirse de la mujer que la acompañaba. Por lo menos me reí bastante con sus comentarios contra esa mujer.

Ya el sábado, temprano, desperté debido a un ruido en el piso de abajo. Antes siquiera de pensar que hacía salté de la cama y corrí hacia la sala. Me detuve enseguida al ver que el ruido era producto de Krypto. El perro quería entrar a la casa, estaba lloriqueando al otro lado de la mampara de vidrio, la que daba al patio. Suspiré y miré alrededor. Lena no había llegado aún.

Me moví hacia Krypto y lo dejé entrar. Al principio había dormido dentro de la casa, en mi habitación, pero ahora que estaba más grande, tenía su propia casa afuera.

Le rasqué la cabeza al perro cuando llegó a mi lado enseguida. Él meneó su cola con energía haciéndome reír suavemente.

"Sí, ya tienes hambre", dije.

Luego de alimentarlo me senté en el sofá. Me sentí ridícula ante mi reacción, había despertado imaginando que la que hacía ruidos era Lena y ahora, como no era así, no sabía cómo quitarme esa sensación de decepción. Había tenido la esperanza de que apareciera antes de mi cumpleaños, y ahora, ya no lo deseaba.

"Vamos" me quejé y pasé mis manos por mi rostro, "compórtate como una mujer adulta".

Soltando un bufido me levanté. Tenía cosas que hacer ese día, como ir a almorzar con mis padres por mi cumpleaños, luego ir al cine con mis amigas y quizás, ir también a bailar con ellas. No pensaba regresar en todo el día a esa casa.

***

El almuerzo con mis padres no fue como creí al principio. Ambos se sorprendieron de verme llegar sola, no es que le hubiera dicho que iría con alguien, pero asumo que al igual que yo, ellos imaginaron que así sería.

Como siempre ambos me cantaron el feliz cumpleaños, me dieron un pastel y dos regalos. Mi madre había hecho una tradición los regalos significativos.

Según ella, una podía comprar algo en una tienda cuando quisiera, cualquier cosa. Un cumpleaños era una fecha importante, por eso, la idea era regalar algo que tuviera un significado especial, algo que implicara tiempo. Por eso me reí cuando observé el mío.

Mi padre me regaló una bicicleta, que, aunque era nueva, el modelo no. Esta era casi idéntica a la que tuve cuando era una adolescente, incluso el canasto que poseía. También me reí con el regalo de mi madre, un casco, el cual había sido un tema de discusión entre las dos. Si podía no usarlo, lo hacía, y si ella me pillaba sin él, me regañaba.

"Espero que lo uses esta vez" me dijo ella.

Sonreí.

"Si no lo hacía antes" contesté.

Ella solo negó irritada y me dejó sola con papá.

La salida con mis amigas fue más movida, sí fuimos al cine a ver la última película de acción y después de ir a comer decidimos irnos de fiesta. Ninguna me preguntó por mi esposa, tampoco les dije nada. Por un segundo pensé que todo esto era perfecto, si ellas creían que teníamos problemas, al finalizar el año no sería tan raro que nos divorciáramos.

Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora