Capítulo 47 : ¿Ella me ama?

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Dos meses pueden pasar muy rápido, en serio. Sobre todo, cuando intentas analizar a una persona, comprender sus acciones.

No volví a saber de Ben, si leía noticias sobre él en las revistas, pero no había vuelto a llamarme ni a encontrármelo. La madre de Lena intentó en una ocasión cumplir su amenaza. Un día se presentó en la casa de Lena cuando aún no regresaba de su trabajo y me habló de varias cosas que se esperaba de una esposa, y más aún, de alguien en mi situación. Sus palabras.

Como había sido contratada para esto ya era tiempo de que me comportara como una verdadera señora. Por eso me habló del club al cual su familia asistía.

En ese segundo pensé: En serio, un club, ella en verdad creía que yo iba a asistir a las reuniones en este club con mujeres que no conocía simplemente porque a ella le parecía. Que poco me conocía.

La dejé hablar, casi por una hora, luego fui amable y diplomática, le dejé en claro que no gastara saliva y que me dejara en paz. Yo jamás iba a ser como ella, ni ahora, ni mañana.

La noticia no le cayó bien, luego de decirme de todo, como que no tenía derecho a opinar y que para eso me pagaban, dejó la casa de su hija, furiosa.

Con el paso de las semanas me encontré inmersa en una rutina. Desayuno, universidad, almuerzo, viaje a casa, cena, noches con Lena, y así otra vez. Hasta que un día me negué a levantarme. Lena me observó desde la puerta de mi habitación con los brazos cruzados y una ceja alzada.

"No entiendo" repitió.

"No pienso levantarme hoy". Se acercó a la cama.

"¿Y eso a qué se debe?"

"Trabajé años en lo mismo y no voy a volver a caer en la rutina, de nada". Me acosté y cubrí con la sabana.

"¿Y no levantarte es romper la rutina?"

"Sí" aseguré, "hoy me voy a quedar todo el día aquí, en piyama".

La escuché reír y me quitó la sabana, la miré y alcé una ceja.

"¿Quieres acompañarme?" negó divertida y volví a cubrirme.

"Me voy".

"Aburrida" le dije, "espero que te diviertas en tu trabajo porque yo lo haré, voy a pasearme en piyama, voy a comer dulces y helado, voy a ver películas y..." pensé en alguna otra cosa, no se me ocurrió nada.

Lena me quitó la sabana y la miré.

"Has lo que desees, solo no te enfermes, quieres".

Solté un bufido.

"Claro que no, no me he enfermado en años".

Lena sacudió su cabeza divertida y me dejó sola.

Como dije, pasé el resto del día perdiendo el tiempo, o como en verdad sabía, pasé todo ese tiempo intentando no pensar en que se estaba acercando el final, que era lo que en verdad me molestaba.

Permanecí todo el día en piyama, anduve descalza por la casa, solo vistiendo unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes. Jugué con Krypto en el patio hasta que no pude más, me recosté sobre el pasto y permanecí allí hasta que me dio hambre, y luego de comer y todo lo demás, me duché y acosté para volver a dormir.

Al otro día observé a Lena a través del espejo del baño.

"Si dices te lo dije, no llegaras a tu trabajo en una pieza". Volteo sus ojos y se acercó a mí.

Me quejé suavemente cuando me hizo girar en su dirección para tocar mi frente.

"Sí, obviamente tienes fiebre" suspiró.

Solo Son Negocios (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora