Te quiero en mi vida

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Pareja principal: Lionel Messi & Emiliano Martinez

"Así como siempre estás en la cancha, te quiero en mi vida"

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Lionel


Estaba completamente nervioso, me sudaban las manos y la frente, sentía el corazón palpitante a mil por hora; se preguntarán por qué estoy así, estamos a ocho minutos de jugar con México, y hay que ganar si o si o sino mis compañeros y yo nos volvemos a casa, cosa que le prometí a ellos y a todo un pueblo que no pasaría, que este equipo no los dejarían tirados. Por atrás siento como el "Dibu" me acaricia la espalda y me susurra.

-Tranqui, pa, dale que podemos -

Lo miré, y aunque el no lo hiciera, creo que sintió que le sonreí. Apoyé mi cabeza en su pecho y el me atrajo más con su mano en mi brazo. Pude escuchar sus latidos, iban como el mío, solo que un poco más tranquilos.

-No te me pongas nervioso, dibu - le dije.

El se rió y me pegó dos veces en los hombros.

El árbitro principal dió la orden de que ambas selecciones salgan al campo de juego, al lado mío lo tenía al arquero de México, Ochoa; me sonrió de lado y le devolví la sonrisa. Nos encaminamos a la cancha, toda la gente gritaba y cantaba canciones de hinchada, como la mayoría eran argentinos se escuchaban la nueva canción que habían sacado.

Después de que ambas selecciones entonaran los himnos de cada una, tocó el sorteo de capitanes para ver quien sacaba primero, del cual terminó ganando México. Me recé unas oraciones y les deseé suerte a mis compañeros, pitó el árbitro y el partido comenzó.

Por unos momentos México nos tuvo contra las rejas y casi llega el gol de ellos, pero por suerte lo tenemos a "dibu". Terminado el primer tiempo y con el marcador en cero, cada equipo fue a su vestuario; allí, Scaloni nos dió un sermón y a darnos explicaciones para arreglar los errores que tuvimos ahí afuera.
Yo de vez en cuando lo miraba a Emiliano, se lo veía más tranquilo que antes, él notó mi mirada y me dedicó una sonrisa de decía "lo vas a hacer bien"; le dije algo parecido con mi sonrisa y volví a prestarle atención a Lionel.

El segundo tiempo estaba por comenzar, solo faltaba la señal del árbitro, la cual la dió al instante cuando vió que ambas selecciones estaban preparadas.
Se era un partido cerrado, y aunque nosotros ya estábamos siendo superiores a ellos, estábamos cometiendo los mismos errores que en el primer tiempo y la pelota no quería entrar al arco de Ochoa en jugadas tan claras, ni en el tiro libre que nos dieron del cual me encargué yo de patearlo. Miraba el reloj, sesenta y dos minutos, bajé mi cabeza por un rato, imaginaba que pasaría si terminábamos en empate, estaríamos perdidos y millones de ilusiones quedarían destrozadas; todo eso me imaginé hasta que oí una voz familiar alentarme.

-¡Dale, lio! ¡No te rindas ahora, papá! - me gritaba Emiliano.

Exacto, faltaba para el final del partido y no tenia porqué rendirme en un momento difícil. Corriendo hacia el punto penal, Julian me pasa la pelota y yo le pego con toda la fuerza que tenia en la pierna, rezandole a Dios de que esa pelota entrara y no pegara al palo..¿Gol?..Me estás cargando..

-¡Vamos, capi todavía! - decía Enzo Fernández abrazándome.

Toda la hinchada argentina quedó loca gritando ese gol mio, al igual que yo, no dude en ir a abrazar primero a Julian quien fue el que me pasó la bola, después vino el resto de los chicos a felicitarme y abrazarme, a abrazarnos.

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