¿Qué harías si tu cantante favorito, se enamora de ti?
✨✨
Akira es una escritora de romance y trabaja en una editorial como
correctora de libros, en la ciudad de Seúl. Ama leer y escuchar música de
su grupo favorito Ateez, cuyo bias es Seongwhwa a...
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Había pasado una semana luego de ese día tan especial. Los corazones de ambos latían a gran velocidad aun sin estar cerca. Esa mañana Seonghwa fue el primero en despertar, se preparó su desayuno mientras miraba su teléfono, quería escribirle un mensaje a Akira, pero tampoco quería ser muy invasivo, mientras la duda invadía su mente, su celular sonó. Le había llegado un mensaje.
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—¡Hyung! —exclamó Wooyoung quien lo saludaba apoyando sus manos en los hombros de su compañero —me contarás como te fue con Akira, me estuviste intrigado toda la semana entera —agregó mientras le robaba una tostada.
—No paso nada Woo, cuando intenté dar el paso, tú me llamaste.
—¿Qué? Tuviste mucho tiempo para confesarle tus sentimientos, y me dices que no hiciste nada. Tienes que ser más activo Hyung —le respondió sorprendido al escuchar sus palabras.
—¿En que tiene que ser más activo? —preguntó Yeosang que ya había despertado.
Los dos se miraron asustados y rápidamente pensaron una excusa que el idol pudiera creer.
—Con las coreografías, a veces nuestro hyung está muy apagado —agregó Wooyoung.
—No me parece, Seonghwa es muy buen bailarín —comentó mientras se sentaba al lado de Woo.
El idol se encogió de hombros, tomó la manzana que Yeosang iba a desayunar y se alejó de ellos con la fruta en la mano. Yeosang miró a Seonghwa anonadado por la actitud de Wooyoung. El mayor sonrió divertido. El miembro más tierno del equipo siempre era víctima de los robos de comida de sus compañeros.
Por otro lado, Akira estaba en la oficina, trabajaba en un nuevo proyecto, corregía una novela de fantasía. Estaba algo cansada, Hanna la había tomado como secretaria y no podía con todo, el secretario que trabajaba con ella había renunciado y Hanna le había pedido a Akira que se encargara de esa parte también, le pagaría más. Ella aceptó, cualquier ingreso extra le servía para ahorrar y poder publicar su novela.
—¡Akira! —exclamó Hanna desde su oficina.
Ella se puso de pie rápidamente y corrió hasta la oficina de su jefa.
