Holi, su opinión en muy importante para mí.
—Como ya te dije es un error que yo esté aquí —explica despacio mirando para todos lados sin soltarme.—¡Largo!
Retrocedo cuando logro zafarme de su agarre, ¿de qué área del psiquiátrico será? Debería mantener un perfil bajo con él antes de que me mate a sangre fría y use mi sangre para dejar un mensaje homicida en las paredes. Vamos, respira y siguele el juego al esquizofrénico para que no te mate.
»¿Co-cómo entraste aquí?
—No te puedo decir mucho —responde fatigado.
—¿Por qué te han traído?
—Tengo problemas enormes allá afuera.
¿Problemas enormes? ¿Cómo meterse a las habitaciones de señoritas aprovecharse de ellas en cadena dejando un rastro homicida de violencia?
—¿Matas a sangre fría y luego lo olvidas? ¿Juegas a la cuerda con los intestinos de tus víctimas o te comes sus vísceras?
—¿Qué?
—¿Te dan electrochoques para volver a la normalidad? ¿Cada cuanto tienes episodios?
—Vaya que estás aterrada de este lugar o demente. Sospecho que la peligrosa eres tú. Sabes mucho del asunto.
Intenta acercarse, pero continuo apuntando con la pantufla que aún sostengo. Puedo estar ante mi último día.
Sí, tiene cara de loco.
—Será mejor que mantengamos nuestra distancia hasta que el enfermero de turno vuelva —sentencio.
—¿De turno? O sea que los rotan.
—S-sí, eso le escuché a la psicóloga.
Y que le den a la amargada.
—¡Maldición! —centra su mirada castaña en mí, en cada movimiento que hago y aún más espeluznante, sonríe apacible súbitamente—. Soy un producto de tu imaginación así que no puedes hablarle de mí a nad...—le doy una bofetada que hace su cara girar—. ¿Qué te pasa demente?
—¡No me gusta estar imaginando estupideces, borrate!
—Joder —Talla su mejilla susurrando—. ¿Donde demonios vine a caer?
Sin dirigirme la mirada se agacha y debajo de la cama tira de una maleta, pero la puerta se abre justo cuando está inclinado así que termina por esconderse por completo bajo la cama demasiado rápido, tanto que si llego a cuestionarme si de verdad solo lo imagine.
Es un enfermero, deja una charola con alimentos sin darme tiempo para pedirle que lo saque y cierra nuevamente. Observo con hastío la asquerosidad de comida que han traído.
Paso más de media hora mirando la comida, pensando como exigir que lo saquen, afortunadamente sé que viene una revisión en tres horas, según sé la última del día con la doctora Hoffman acompañada de otro médico.
En silencio nos mantuvimos alejados durante otras dos horas, mirándonos de reojo, quiza planeando como deshacernos el uno del otro. No sé cual de los dos tendrá más miedo, pero no pienso expresar el mío.
La chapa se mueve de nueva cuenta mientras el fulano ese corre en dirección del baño causandome alivio. Ambos médicos entran aún discutiendo sobre las dosis de los calmantes del paciente anterior.
—¿Cómo han sido tus primeras horas aquí Miranda?
Pregunta ella con una tablilla en mano dispuesta a anotar todo lo que diga como si yo fuese un animal extraño en investigación.
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Al terminar el otoño [L #3] - Último Otoño
Teen FictionUn productor acusado injustamente de desfalco ocultándose de las autoridades en una clínica psiquiátrica. Una joven con distintos complejos en reintegración. Una confusión que hará que ambos sean ingresados a la misma habitación donde él deberá co...