capítulo 15

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Su opinión es muy importante, me motivan mucho a seguir escribiendo.
¿Quieren detalles de la cena de esos 4?jajaja
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Maximiliam Snyder 

Bajé cerca de las nueve de la noche, confirmando cuan real era eso de que casi todos se irían a cenar fuera y, solo me encontré con esa amable mujer que asiste a los Livingstone en los quehaceres preparando la cena.

—¿Planean estar muchos días en Zuathella? 

Pregunta sin despegar la mirada de la sartén atrapandome desprevenido, así que me decido a alcanzarla sentándome en uno de los banquillos frente a la primera barra.

—Una semana, mi hermana no es fan de los climas fríos, le dan alergia. 

—Han elegido una pésima fecha para conocer la ciudad entonces. 

Leonel, que no planificó su nacimiento.

—Coincidencia, en Arias todo el año es cálido, incluso nuestros inviernos son arriba de veintitrés grados.

—Vaya. Aquí desde hace una semana iniciaron las temperaturas bajas y las lloviznas por las tardes y noches.

—¡Mamá! —llama una delgada voz llorosa silenciandonos por lo que salgo de la cocina para asomarme—. ¿Mamá?

Me agacho extiendo los brazos para que Carly corra en mi dirección. Aún con desconfianza me abraza para que la cargue.

—Ya quiero dormir, pero Sam y Abi siguen jugando —solloza con los ojitos irritados.

—¿Quieres dormir conmigo?

—Ujumm —asiente recargando su cabeza en mi cuello. 

—¿Y Grace? 

—Se durmió así.

Me divierte recordar que Sam era igual, en nuestras reuniones caía como piedra apenas sentía mi hombro bajo su mejilla. No importaba el ruido ella siempre quería estar ahí.

—Aún debes cenar, ve a despertarla y dile que después de comer les leeré un cuento.

—¿Lo prometes Max? —indaga abriendo solo un ojito.

—Ya te dije que soy tu tío. 

—Max —blanquea los ojos con una mueca idéntica a las que hace su madre. 

—Lo prometo.

La bajo despacio vigilando que suba con cuidado la escalera, de la cual baja corriendo un desorden con pies hacia la entrada principal vistiendo unos pants pijama cuadrados masculinos, una playera blanca que puedo jurar que no lleva sujetador debajo y un abrigo cuadrado fusión de rosa con negro abierto. 

—¿A dónde vas Miri? —pregunta la mujer intentando detenerla.

—Yo… —malabarea para no dejar caer su celular al notarnos sobre ella—. Voy a Ginebra, vigile a los niños.

—¿Qué bar es ese? —pregunto.

Da un respiro hondo retrocediendo. 

—Es un hotel o una hacienda, no sé entrometido.

Da un portazo más fuerte que el que le dejó ir a Emil a nuestra llegada, preocupando más a Mara quién enseguida tomó el teléfono de la pared de la cocina seguramente planeando contactar a los Livingstone. Así que la detengo antes de agrandar esto.

Al terminar el otoño [L #3] - Último Otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora