14.

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Wanda.

Levanté la mirada otra vez. En veinte minutos parte el vuelo, no ha contestado un sólo mensaje o llamada.

—Es la última vez que vuelvo a tener esperanza en que haga algo bien. Es una tonta y...

—¡Princesa!

Ni siquiera tuve que girarme, porque me lo acababa de gritar en el oído sin permiso alguno.

—¿Se puede saber por qué me gritas? ¡Estás llegando tarde! La fila es enorme.

—Enorme mis triunfos, preciosa. — acarició mi mejilla y aparté mi rostro de forma rápida. — Llegué antes, me adelanté y cambié los boletos.

—¡¿Qué?!

Me levanté rápidamente y ella se lanzó a un sofá bajando sus gafas de sol y separando las piernas. ¡¿Por qué está tan relajada?!

—De cabina. Llegaremos a tiempo, relájate. ¿Por qué siempre pareces estresada?

—Corrección. Estoy estresada si te tengo cerca, porque he aprendido que irremediablemente algo saldrá mal o me harás sentir molesta.

—Que mala percepción tienes sobre mí, Wanda Maximoff.

—Es la única que podría tener, Natasha Romanoff.

—No, sinceramente podrías tener algo mejor que una mala visión de quién soy, soy una gran chica y de pronto para ti sólo soy una mujer que es malvada e irresponsable, y además de eso...

Suspiré.

¡Pasajeros del vuelo 2075 acercarse a la puerta principal del ala norte para abordar!

—Salvada por la campana. Al fin. — tomé mis cosas y comencé a avanzar.

La vi correr a mi lado de forma rápida y con las manos en su abrigo.

—No traes maletas.

—No, tengo demasiadas cosas. He traído lo puesto y compraré algo por allí.

La observé en silencio.

—¿Qué? ¿Por qué me ves así?

—Respetamos demasiado las fiestas, Romanoff. No encontrarás un sólo centro comercial abierto. — dije rápidamente. Ella rascó su sien.

—No contaba con que es otro país, supongo que aquí tenemos menos humanidad.

—Lo he notado. Las fiestas son para la familia, no para el capitalismo.

—Hey, hey, ¿qué tienes en contra del tío Sam? — fingió estar dolida.

—¿El tío Sam? Nada, excepto por todo lo que los hace gastar y gastar, sin pensar en el futuro y...

—Dios, tienes sólo veinticinco años, y ya piensas como anciana.

—¿Sabes qué fue lo primero que hice con mi paga al entrar a un equipo importante? — pregunté mientras avanzábamos por la fila y entregabamos todo.

—¿Mhm?

—Pagar la hipoteca de la casa de mis padres y la universidad de mi mellizo. Les solucioné la vida, me compré una casa lo suficientemente espaciosa para mi cachorro y mis hobbies, para que mi familia pueda quedarse conmigo y para sentirme cómoda, tengo un auto que fue de mi hermano mayor, no necesito un último modelo deportivo, Natasha. — dije rápidamente. — Mis padres son inmigrantes desde Sokovia, ambos trabajaron duro y tuvieron a sus niños en una ciudad conservadora y difícil, pero me han educado bien, amo mi país, y mis costumbres. No entiendo a los americanos, y créeme, no pretendo hacerlo jamás. Sin ofender, eres un desastre.

Offside love. [Wandanat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora