60.

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Wanda.

—¿Nat, te encuentras bien? — pregunté empujando la puerta del baño.

La pelirroja no había dejado de vomitar la última semana. El día del juicio estaba programado para mañana y simplemente no dejaba de pensar en ello, no dormía bien y tampoco se alimentaba... Simplemente todo lo que estaba por ingerirse le provocaba el vómito.

Lamentaba la situación en la que se encontraba, Natalia es demasiado ansiosa.

—Hey... ¿Necesitas ayuda?

Me arrodillé a su lado. Natasha se aferró al váter mientras intentaba respirar profundamente. Tomé un poco de papel, limpié los bordes de su boca y le extendí otro poco para secar sus lágrimas.

—No entiendo por qué debe ser tan difícil... Sólo quiero largarme de este sitio. Los periodistas no dejan de meterse al puto jardín, helicópteros sobrevolando la zona... No puedo salir sin necesitar a los guardias...

—¿Qué crees que necesites para alejarte de todo este mundillo de estrés? — susurré mientras me sentaba a su lado y ella se recargaba en mi hombro.

—Sólo quiero que todo esto acabe. Que Rachel pague por lo suyo, que Darcy reciba su merecido y que Dreykov quede fuera de todo esto.

Ella escondió su rostro entre sus rodillas.

—¿Te gustaría que nos mudemos a otra casa en Londres? — pregunté, ella negó de inmediato.

—Amo tu casa, Wanda. Es perfecta... Es acogedora y... No quiero una casa enorme que se sienta vacía, quiero un hogar... Quiero poder estar contigo, quiero compartir un hogar contigo... — insistió en su idea y sonreí.

—¿Te haría feliz al menos buscar nuevos muebles? Le darías tu estilo a la casa... Tu toque personal.

—¿Mi toque personal?

—Que sea Romanoff Maximoff... No únicamente Maximoff.

Ella sonrió y me puse de pie para ayudarla a levantarse. Me abrazó unos segundos.

—Me encantaría eso.

—De acuerdo, te llevaré a la tienda que desees y gastarás lo que desees. No me importa que tan ridículo o excéntrico me parezca todo lo que compraste, es tu espacio también.

—Te amo tanto, quiero besarte pero... Debo lavarme los dientes.

—Ya sé... — susurré. — te espero abajo... Comenzaré a ordenar algunas cosas de Sherlock, ¿te parece?

—Totalmente de acuerdo.

Me alejé de la pelirroja y bajé en busca del gato que seguramente dormía en alguno de los rascadores en forma de castillo que Natasha compró para él.

—¿Ya está mejor? — Kate apareció aferrada a su bastón.

—Aún no come, tal vez más tarde.

—No es bueno que no se alimente. Lleva una semana bebiendo té.

—Le gusta el té. — la defendí comenzando a lavar los platos.

Yelena suspiró.

—Pero debe comer algo, mamá está preocupada y papá cree que Nat enfermará si sigue así.

—Ella estará bien, denle el beneficio de la duda, está demasiado ansiosa y todos sabemos que debe alimentarse, pero con presiones no ganaremos nada excepto por lograr que su estado anímico empeore.

—Concuerdo con Wanda. — dijo Kate avanzando hasta un banquillo.

—No me queda de otra que callarme entonces. Son dos contra una. — dijo Yelena aún observando el jardín. — Malditos.

Offside love. [Wandanat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora