Natasha.
Di otra vuelta por el salón. Realmente no tengo mucha conciencia de si ambas estamos bien.
Nos besamos. De acuerdo, eso lo tengo claro, nos besamos, mucho tiempo, hasta que mamá llegó y nos dijo que tomáramos té. Algo que a Wanda le fascinó, no volvimos a tocar el tema y cada una se fue a su cuarto sin decir otra cosa al llegar a casa.
Hoy me he despertado y pasé toda la mañana evitándola para pensar en que realmente ocurrió todo eso. Yo sé que ocurrió, pero no entiendo por qué. Nos dejamos llevar supongo, pero joder. ¿Cómo vamos a justificarlo?
Bien, Nat. Déjalo ir, son adultas, sabrán como manejarlo, respira y ya.
Avancé hasta el salón y ella me sonrió con mucha dulzura en la mirada. Algo que realmente era encantador, yo suelo ser un ogro al momento de ver a alguien a la cara, por lo general.
—Hola, Nat.
—¡No sé como manejarlo! — chillé antes de huir fuera de la habitación. Me pegué a la pared intentando ignorar el hecho de que acabo de gritarle mi inseguridad en la cara.
Así es, mi mayor enemigo, el compromiso. ¿Cuál compromiso? Ninguno, pero el conflicto de pensarme en algo serio, me agobia.
No puedo con ello, y entro en pánico, justo como ha ocurrido ahora. Oí sus pasos y la vi detenerse a mi lado.
—Buen día para ti también. Te he hecho el desayuno... — murmuró. Levanté la mirada y respiré aliviada al verla a los ojos, no sentí nada.
No perdí la noción del tiempo, no sentí que mi abdomen se contrajo, no me mareé, no ocurrió nada que pudiese indicarme que tenía sentimientos por ella, y aquello me alegraba profundamente.
No es que Wanda no se lo merezca, sé que es una gran chica, pero jamás he sentido algo así por alguien, y no quiero ofenderla, pero una mujer obsesionada con su ex, rival, compañera de trabajo y además que tiene moral dudosa respecto a este, claro que no es con quién me gustaría incursionar en ello.
—Wanda, tenemos que hablar sobre algo, yo...
—Primero come algo, anda. — señaló la cocina. Me apresuré a avanzar hasta el sitio en donde veía el plato con el desayuno mientras meditaba qué le diría.
—Se ve delicioso. — ella sonrió y se acercó hasta el lavaplatos para comenzar a fregar algunas cosas. — Okay, Wanda, creo que lo que ocurrió ayer fue porque ambas estábamos practicando y ya nos acostumbramos a besarnos en cada sitio, entonces creo que está genial que sepamos disimular de esa manera. — acabé llevándome un trozo de tortillita a la boca.
Ella dejó los platos y cerró el grifo, la oí suspirar.
—Claro, fue eso exactamente.
—Estuvo bien, ¿no? — dije nerviosa. — la cena y... el beso de práctica... No quisiera haberte incomodado. — me sinceré.
Realmente temía haberme pasado con ella y que se sintiera acosada por mí. No quería generar un ambiente incómodo y mucho menos hacerla sentir atacada en su espacio.
—Todo bien. Es trabajo, yo me acerqué a practicar, y tus padres son increíbles suegros falsos. — siguió lavando los platos.
Me quedé en silencio agradeciendo no haberla hecho sentir incómoda. Ella tampoco volvió a hablar, excepto cuando dijo que ya no quedaban cereales en la alacena.
—Iré a comprar ahora. — dije excusándome para huir del ambiente incómodo y agobiante.
—También iré. Vamos juntas, debo comprar algunas cosas. — comentó siguiéndome hasta la entrada de casa.
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Offside love. [Wandanat]
RandomWanda juega en la selección inglesa. Natasha juega en la selección de Estados Unidos. ¿Están fuera del área cuando se trata de algo más que un balón y dos resentidos egos competitivos?