Wanda.
—¿Necesitas que le lleve una taza de té a Natasha? Ha estado tomando bastante té, aunque siempre se queja de la forma en que lo hago.
—Yo se la prepararé... Si me lo permite, Melina. — dije avanzando dentro de la cocina.
—¿Estás segura? — preguntó. Asentí. — Bien, iré a recostarme.. Alexei sigue con su lumbago.
—¿Le duele demasiado? Puedo darle un número de un fisioterapeuta muy bueno al que llevé a Natasha dos veces. — comencé a preparar el té para Nat mientras Melina se acercaba al mesón.
—Lo agradecería. Alexei ha tenido dos consultas con el doctor y sus problemas no mejoran. — murmuró Melina.
Acabé de preparar todo y me di media vuelta esperando que el agua se calentara.
—¿Puedo preguntar algo sin ser indiscreta?
Asentí mientras acariciaba la encimera siempre tan brillante que Natasha tenía en su cocina.
—Adelante, por favor.
—¿Qué ocurre entre mi hija y tú, Wanda? — preguntó Melina observando el ventanal que daba al jardín. — veo algunas luces extrañas, espero que no sean periodistas.
Tomó su móvil.
—¿Entre Natasha y yo? Pues... Nada, ella.. Dejó claro aquello en el comunicado que dio... No tenemos nada.
—¿Por qué estás aquí? — insistió. — no me malentiendas, me agrada tenerte para cuidar de mi pequeña, pero... ¿No las confunde un poco?
—Amo a tu hija, Melina. Mis intenciones con ella son claras... No entiendo realmente las de tu hija conmigo, pero es algo que espero se esclarezca con una buena charla.
El agua estaba lista. La puse en la taza de Natasha y tomé todo en una bandeja. Salí de la cocina pero la voz de Melina me hizo detenerme.
—Gracias por quererla.
—Gracias por crearla. — dije sin voltear.
Subí las escaleras y llegué a su habitación. Natasha se dio una ducha al llegar, ahora se encontraba viendo caricaturas en la cama, aferrada a una almohada.
Mi almohada.
—Te he traído un té. Dice tu madre que extrañabas mi manera de hacerlo...
Ella sonrió de costado y yo entrecerré los ojos.
—El té, Natalia.
—También.
Me senté delante de ella luego de dejar la bandeja en la mesita de noche que tenía a su lado. Acomodé su cabello húmedo tras su oreja y nos dedicamos una mirada en silencio.
Sus ojos irritados y con el brillo natural de haber llorado por tanto... Se ve agotada.
—¿Quieres charlar sobre lo que sientes ahora mismo? — susurré. No quería que mi voz la molestara.
—No quiero...
—¿Y qué deseas? — pregunté bajando mi mano por su mejilla. Ella cerró los ojos unos segundos.
Se acercó hasta mí abrazándome con delicadeza. La dejé acomodarse sobre mi regazo y ver caricaturas con las piernas rodeandome el cuerpo. Pegué mi rostro a su cuello y cerré los ojos.
La necesitaba tanto que en estos momentos siento la calma que no sentía hace años.
—¿Qué estás viendo? — susurré luego de unos minutos en los que me había dedicado únicamente a acariciar su espalda para calmarla.
ESTÁS LEYENDO
Offside love. [Wandanat]
RandomWanda juega en la selección inglesa. Natasha juega en la selección de Estados Unidos. ¿Están fuera del área cuando se trata de algo más que un balón y dos resentidos egos competitivos?