43.

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Natasha.

—¡Otra vuelta! — gritó Dreykov mientras rodeaba a mis compañeras.

Kate me observó casi rendida.

—No puedo más. — susurró. — son demasiados ejercicios mixtos, no puede mezclarlos de esta manera, por eso tenemos días divididos.

—Eligió dividir el grupo, nos hará entrenar a presión. — murmuré estirándome. — Sólo nueve minutos más y acabaremos.

—¡No las veo trabajar! — gritó molesto.

—Odio el maldito rociador que quiere utilizar, me da asco. — se quejó aún respirando agotada.

Thena corría intentando animar a las demás a seguir, pero sinceramente cualquier cosa era mejor que tener al estúpido de Dreykov encima de nosotras, era preferible que sus ejercicios fuesen bruscos y poco planeados, a que estuviese pendiente de cada una.

Es un imbécil.

—¡Vamos, Romanoff, no te veo entrenar!

—¿Puedes seguir? — pregunté a Kate.

La pelinegra escupió al suelo y suspiró.

—Casi no estoy salivando. — dijo burlona mientras volvía a ponerse en marcha.

Seguí el circuito. Correr las vueltas correspondientes, saltar los obstáculos, las sentadillas y el trabajo abdominal del medio. Todo.

Cada cosa, una detrás de otra. Lo hice por todo el entrenamiento hasta que su silbato estúpido nos hizo finalizar.

—Bien, equipo uno. Nos veremos el día del partido a las seis de la mañana.

—El partido es a las once.

—Entrenaremos desde temprano. — sonrió y se alejó seguido por sus mujeres.

—Perritos falderos. — susurró Kate dejándose caer en el césped. — no puedo respirar bien... Joder. Extraño a Tony.

—Y yo. — admití sabiendo que no lo extrañaba totalmente.

Extraño la libertad que nos daba, lo flexible que era, y lo bien organizado que mantenía el equipo, pero no extraño tener que consumir algo después de cada entrenamiento sólo porque no tenía nada más por lo que llegar a casa... Ahora tengo a Wanda, y por eso creo que no extraño a Tony... Pero porque no me hubiese gustado dejarlo solo en... Eso, él siempre me ha librado de mucho.

No lo sé, simplemente extraño algunas cosas, como la comodidad de mis compañeras y que esto se sintiera como familia. Ahora no se siente así.

—Ven aquí. — ayudé a Kate a ponerse de pie.

La pelinegra y yo llegamos hasta mi auto, decidí acercarla a su departamento antes de hablarle a Wanda, pero cuando lo hice noté que Kate se había desmayado.

—Hey. Kate. — empujé su hombro. — Kate. Basta, Kate, no me hagas esto. Kate.— seguí moviendo su cuerpo y no ocurría nada.

No se movía.

Me acerqué a su rostro, pude sentirla respirar de forma entrecortada. Tomé mi móvil y marqué el número de Yelena mientras conducía.

Un pitido, dos... Tres y nada.

Me bajé del auto en la entrada del hospital, saqué a Kate y comencé a correr mientras suplicaba internamente que todo estuviese bien.

—¡Un doctor, por favor!

—¿Qué ocurrió? — una doctora que se encontraba entregando unos papeles se acercó a mí al ver mi desesperación.

—Se desmayó en entrenamiento. No sé que ocurre.

Offside love. [Wandanat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora