Offside love. [Wandanat]

19.

Natasha.

—¿Y te vas a perder el viaje con tu familia solamente por quedarte conmigo? Sabes, si hubiese conseguido un vuelo antes me habría ido antes, pero no pude. — mencioné arrepentida.

Wanda se encogió de hombros y siguió jugando en su play.

—Papá no me lo había comentado de todas formas. Me lo dijo ayer por la tarde cuando nos devolvimos a casa.

—Me lo dijeron en la salida de compras. Yo pasé al parque con Piolín y Erik, por lo que me dijo que le encantaría que fuésemos, pero le comenté que me iría el primero en la mañana por el cumpleaños de papá.

—Tal vez los alcance más tarde. — dijo sin prestarle importancia. — ¡Eso, joder!

Wanda festejó cuando el marcador anotó otro punto en el fifa del televisor.

—¿Es tu juego jugar en el real Madrid? — pregunté sonriente.

Wanda asintió y dejó el control de lado.

—Me ficharon, pero lo rechacé, porque debía mudarme a España. Me quitaba demasiado tiempo con la familia y...

—¡Wanda, te fichó el real y los rechazaste! — dije espantada. Ella asintió. — ¿Cuánto?

—¿Doscientos mil?

—¡Doscientos grandes! ¡Wanda!

—¡Pues no estaba dispuesta a negociar mis vacaciones otra vez! Me dan poco tiempo jugando para la selección y...

—¡Wanda, doscientos mil! Podrías haber construido millones de casas.

Ella enarcó una ceja y avanzó hasta el horno, sacó la pizza de allí y comenzó a cortarla.

—¿Por qué construiría casas? — preguntó luego de un rato.

—Porque tienes aquella actitud altruista insoportable, princesa. — comenté burlona. Wanda me observó fijamente.

—No te haría daño ser un poco "altruista insoportable" de vez en cuando. — señaló antes de acercarme un trozo de pizza y luego gaseosa.

—¿Estás criticándome? — pregunté enarcando la ceja. Ella imitó mi gesto. — hey, he ayudado en fundaciones, en clubes deportivos infantiles con pocos recursos y aún así...

—¿En serio? No lo había notado, con las doce mil fotografías en tu instagram. — se burló.

Un momento... ¿ella revisó mi instagram?

—Perdona, princesa. ¿Oí bien? ¿Has revisado mi instagram? — pregunté apoyando mi mentón en mis puños y batiendo mis pestañas de forma rápida.

—No, pero mi jefe sí. Me enviaron algunas capturas, ¿sabes lo extraño de este mundo? Es que no se aleja demasiado del mundo de las estrellas... Si atacas al enemigo, debe ser en cada punto importante...

—¿Y cuál es mi punto débil según tu, Wanda Maximoff? — pregunté extrañada.

—Pues claramente es tu ego enorme, Romanoff.

Sonreí. Ego enorme, me gusta como suena.

—¿Y qué tiene que ver la caridad con eso?

—¿Caridad? ¿de verdad sigues usando términos tan nefastos? Que los religiosos usen los términos que gusten, pero tú no puedes seguir diciéndole caridad al hecho de tener la mínima decencia humana y querer apoyar a personas con menos suerte que la tuya.

Wanda estaba seria, sin ninguna expresión que me explicara por qué su corazón parecía tan bondadoso, ¿es realmente ella cuando me habla de esta manera?