Capítulo #16

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|Corazón latente|

La necesidad que tenían de hablar tan cerca, porque sus cuerpos deseaban con locura volver a encontrarse.

[....]

La gente que te acelere el corazón sin tocarte, es peligrosa, porque cuando se van, duele el doble. Pero que difícil es explicarle al corazón que ahí no es.

Su cuerpo desea mi cuerpo, mi cuerpo el suyo, pero, ¿a dónde quedan los sentimientos? Para mí ha sido sumamente difícil olvidarlo, y nunca pude conocer a alguien más que pudiera asemejar o reemplazar todo eso que sentía estando con él. Jamás pude darme la oportunidad de amar a alguien más, nunca pude ser capaz de hacerlo, por miedo. ¿Pero y él? Él sí pudo seguir adelante, él sí pudo formar su propia familia lejos de mí, sin pensar en mí, sin tenerme en cuenta ni un solo segundo, lo cuál era justo, él era libre de ser feliz, así no fuera conmigo.

A pesar de tantas promesas, no pudimos cumplir ni una sola.

__Contigo quiero ser feliz, contigo quiero formar una familia, contigo quiero un futuro, contigo lo quiero todo.

Era cierto eso de que las palabras se las llevaba el viento, porque solo eran eso, palabras, no acciones. No podemos confiar en las palabras, realmente no valen mucho.

Sin acciones, no hay nada.

Eso fué lo que nos pasó, nuestras acciones no fueron suficientes para lograr mantenernos fuertes a pesar de que el mundo estaba en contra. Pero luchar no sirve de nada si al final no obtienes mucho. ¿Qué hubiera sido de nosotros si hubiéramos luchado, si hubiéramos seguido?

Siempre estaba la típica frase: Si los dos se quieren, se podrá. Y no, no basta con solo quererse, amar a una persona es también poner en prioridad lo que le hace bien y lo que en verdad necesita, y también, lo que nosotros mismos podemos necesitar aunque lo neguemos. No podemos lanzarnos al vacío sin antes ver que tan profundo es.

Nos habíamos prometido luchar por nosotros, pero también nos prometimos lograr nuestros sueños, no importa cuanto nos cueste, o si el precio que debemos pagar es tener que alejarnos, pero así dijimos que lo haríamos, no importa cuanto tiempo eso nos separe. Al final, el tiempo dirá si estábamos o no estábamos destinados a estar juntos, y así fué. No estábamos destinados, porque ambos tomamos rumbos muy diferentes, y fuimos felices, sin necesidad del otro, aunque lo siga amando, pero también pude lograr sobrevivir todos esos años sin él.

Y ahora, no sabría si se trataba del destino, o algo mucho más fuerte que eso, o que probablemente la vida solo quería torturarme un poco más. Pero estábamos aquí, otra vez, juntos, no de la manera que esperábamos que pasara, pero otra vez, nos encontramos frente a frente, mientras nuestras miradas se perdían, nuestros labios se pertenecían cómo nunca, y nuestros cuerpos deseaban estar juntos.

__Detente, por favor.__Le supliqué con la poca voz que me quedaba en ese momento. Me encontraba débil, abrumada de sensaciones que no me dejaban respirar, y sobre todo, deseando tanto que nos olvidemos de todo; del lugar en donde nos encontramos, de terceras personas, de cualquier cosa que nos impida el paso. Pero también, era conciente, conciente de que no se podía tener todo en esta vida, que si eliges algo mal, no podrás elegir algo bien.

Sé que era ridículo estar tan negada a algo que tanto quería, y que tenía la posibilidad de volver a tener. El problema estaba en que seguía locamente enamorada de un posible asesino que tal vez solo quería seducirme para que no descubra lo que posiblemente hizo. Lo peligroso y prohibido era muy tentador, porque amamos vivir la adrenalina, pero en mi caso, debía abstenerme a toda costa de querer vivir ese peligroso deseo prohibido con él.

|Epifanía|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora