Capítulo #30

1.1K 66 41
                                        

|Demasiadas razones para odiar|

Nota: espero no se confundan con los cambios de horarios.

Esteban
23 de Diciembre

__La noche está hermosa, ¿verdad que si?__ La noto suspirar sonriente ante la hermosa vista del balcón, para luego proceder ir adentro y rebuscar las copas de vidrio, sacando dos de estas, junto con una botella de champán.

__No tomaré.__ Me apresuré en decir.

__Amor, no te pongas de amargado, el alcohol logrará que te relajes porque sí que te hace falta. Estás tenso.__ Da pasos hacia mí, colocando ambas manos en mi pecho, y las detengo cuando veo sus intenciones de querer desprender los botones de mi camisa.

__Bueno, tal vez cambies de opinión si me ves así.__ Esta suelta los lazos de su bata de dormir, haciéndola quedar únicamente en ropa interior de encaje rosa.

Ni siquiera me inmuté en reaccionar. Lo que antes pudo ser una completa adición, algo inevitable, un deseo que mi cuerpo no pudo controlar, pero que extrañamente, esta vez es como si toda fuerza de voluntad estuviera de mi lado, porque ya no siento nada de nada cuando la observo, aún si estuviese desnuda.

__A lo que veo ya estás mejor, tengo que volver con mi familia.__ Camino con dirección a la salida, pero tan rápido nota de mis movimientos, se apresura en detener mi paso.

__No, no te vayas...__ Toma de mi brazo y volteé de golpe, deshaciendo su agarre de mí.

__Deja de molestarme, Paula. No me llames cuando se trate de otra de tus locuras. No estamos juntos, ya no. Estoy casado, entiéndelo.__ Se lo digo casi en modo de suplica, ya que la situación se había vuelto tan repetitiva que ahora es agotadora.

__Si, ya lo sé.__ Dice en un rodeo de ojos.__ ¿Y tú elegiste casarte con ella? Conmigo si fue así, ¿qué cambió ahora?

__No siento lo que tú crees, jamás lo sentí, y fue mi error hacerte creer en una fantasía como esa. Perdóname.__ Sentí la necesidad de disculparme, tampoco me gustaba verla así, y era mi culpa.

__¿Cómo pude dejar de importarte tan rápido? cuando hace apenas unos meses, me añorabas en cuerpo y alma.

__Si estoy aquí, es porque me importas lo suficiente como para preocuparme por ti. No estás bien.

__¡Por eso te necesito! para poder sentirme bien. Solo puedo estar bien cuando estás conmigo. Esteban... tú sabes más que nadie lo solitaria que es mi vida, realmente no tengo a nadie de quien apoyarme cuando estoy mal. Pero luego llegaste, y fue cuando por primera vez en mucho tiempo, sentí que le importaba a alguien, y que no estaría sola.

La observaba con una profunda pena, a esa mujer, la que suplicaba de mi amor, y de mi apoyo. Sintiéndome un miserable, por ser yo la causa de su daño. Estuve recibiendo llamadas de Paula desde el día de la boda, y que en todo ese tiempo no pude negarme.

Comprendí su dolor y su soledad, pero no podía hacer nada por ella que no fuera alejarme, para que quizás con el tiempo pudiera sanar. Paula se convirtió en un fuerte consuelo para mí luego de perder a mi esposa, por mucho tiempo, y realmente quise creer, tener la ilusión de que ella podría ser la persona que lograra sacarme de mis mayores tormentos. Por eso a pesar de que nunca pudo amarla realmente, no podía evitar sentir empatía y pena por su situación, sobre todo sentirme culpable. No quería que ella estuviera así por mi culpa, no lo deseo. No era una mala mujer, solo quería a alguien que estuviera ahí para ella, y yo no puedo ser ese hombre.

__Hay cosas que aunque quisiera hacer, no puedo. Pero no quiero verte mal, a pesar de todo, si me sigues importando, pero debes saber que... no te amo, tú no mereces a un hombre que no te ame.__ Noté como sus ojos ya no pudieron contener el mar de lágrimas, al mismo tiempo que negaba repetidamente, como si no pudiera creer una sola palabra de lo que digo.__ Es por eso que, ya no puedo estar para ti, eso sería lastimarte y confundirte con algo que no siento.

|Epifanía|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora