Capítulo #10

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|Despedidas|

Las despedidas eran una mierda, a nadie le gustaban, no eran disfrutables. Te vas lejos, a otro lugar sin saber o imaginar todas las cosas que te esperan, mientras dejas un mar de recuerdos atrás, y poco a poco, vas olvidando cada uno de aquellos recuerdos, siempre comenzando con los más insignificantes.

Pero no todos eran olvidados, siempre se quedaban los más importantes, los que más te marcaron sobre todo si se trataban de personas que significaron o siguen significando mucho.

Había un mundo de diferencia entre los buenos y malos recuerdos. Los buenos se quedan para darte esperanzas, hacerte reír y valorar los buenos momentos. En cambio, los malos te hacían cuestionarte, en lo incorrecto que hiciste, o en lo mal que te sentiste en dicha situación o con dicha persona.

Los malos recuerdos eran parte de una terapia personal, eso ayudaba mucho a saber tomar mejores decisiones a futuro, aprender de las malas decisiones, y ser más concientes que en el pasado.

Tal vez aún seguía tomando malas decisiones, pero mirándolo por el lado bueno, sería una anécdota más que contar o que guardarse para uno mismo como enseñanza.

Si no funciona, que sirva de experiencia.

__¿En serio te irás?

__Es una gran oportunidad que no puedo desaprovechar.

__Pero aquí también puedes tener oportunidades.

__No cómo esta.__Me miró con desilución, a lo que yo solo pude observarla con pena.__Oye, yo también te extrañaré, me harás mucha falta, en serio. Pero ya soy una adulta, tengo que formar mi propio camino, aunque eso signifique que me tenga que ir lejos. Algún día también querrás elegir tu propio destino, un destino sin ataduras, dónde solo lo puedas construir tú y nadie más. Eso es exactamente lo que haré yo, pero eso no significa que me vaya a olvidar de ustedes, eso nunca.

__¿Al menos prometes visitarnos?

__Pero claro que lo haré, todas las veces que pueda.__Juntamos nuestros pulgares, era nuestra forma especial de hacer una promesa.

__Sean bienvenidos a la cuidad de México, ya pueden desabrochar sus cinturones. Pasen una muy buena estancia.__voz de la operadora.

Aún me costaba creer que después de tanto me había atrevido a volver aquí. Y sinceramente, ya no me sentía tan valiente como pensé cuando me subí a este avión. En este momento deseaba tanto dar pasos atrás, y volver a mi vida como si nada de lo vivido hubiera pasado, como si nunca hubiera aceptado trabajar en esta investigación, como si jamás hubiera vuelto a ver a Esteban, y todo seguiría igual, normal, y está vez evitaría quejarme acerca de mi rutinaria vida.

¿Por qué tenía la mala fama de arrepentirme luego de ya dar el sí?¿Por qué sentía que pude elegir algo mejor?¿Por qué dejé convencerme de algo que claramente me sigue atormentando?

Alba tenía razón, y sé que sí se lo digo no dejará de rependerme por no hacerle caso. Ahora, ahora más que nunca tenía que seguir, ya no podía echarme atrás a estas alturas. Me sentía en una montaña rusa interminable, quería bajarme pero ya era demasiado tarde.

Pero ya estaba aquí, así que lo más estúpido que podía hacer era quejarme. Ahora tenía que irme por lo útil y lo lógico: seguir el plan de principio a fin. El primer paso ya estaba dado, ahora seguían los siguientes.

Gaspar me había hablado y puesto en contacto con otras personas involucradas en todo esto al igual que yo. Resolver este caso no será solo cosa mía, yo solo seré la llave fácil para entrar y rebuscar toda la información que pueda sacar de esa familia.

|Epifanía|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora