Capítulo #24

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|Le amo tanto como le odio|

"Nunca íbamos a funcionar, pero eras lo que más deseaba."

La lluvia era extrañamente tan melancólica, la manera en la que el ambiente podía parecer triste y apagado era curioso. Solo que, realmente toda la habitación se sentía triste, y esta vez, la causante de esa tristeza no era la lluvia.

Ya había mencionado que las bodas en días lluviosos suelen ser actos de mala suerte. Nadie se querría casar con un pronóstico tan triste como ese.

Lo cierto era que la falta de luz solar aumentan nuestro nivel de melatonina lo cual científicamente era la razón por la cual nos sentimos apagados cuando llueve.

En este caso, el ambiente parecía triste desde mucho antes que empezara a llover.

La brisa golpeaba aquel hermoso balcón, a unos diez pisos en una lujosa suite de aquel hotel. La brisa de diciembre comenzaba a ser fría. Ella abrazaba sus brazos frotándolos constantemente, mientras su piel se convertía en la de una gallina.

¿Por qué estaba afuera?

Porque el frío le parecía menos tortuoso que quedarse adentro y tener que enfrentar a su verdugo.

Pensar que las últimas palabras que habían compartido había sido aquel insignificante "acepto". Jurando su amor falsamente delante de creyentes.

En su mente solo podía albergar todo lo que seguía, planificando cada paso que daría, y que tan exacto haría las cosas. Sintiéndose culpable por haber caído hasta terminar en esa desafortunada situación, con el hombre que la hacía perder su total control sin que pudiera evitarlo.

Él la observaba en silencio, sin poder sacar aquella imagen de su cabeza. Cuando al fin la vió entrar por aquel pasillo, viéndose aún más hermosa que de costumbre, sintiéndose maravillado por cómo se veía, se veía radiante, como una gran luna brillante. Se sentía en su sueño del que no deseaba despertar, donde tantas veces la soñó así, con un hermoso vestido blanco y un velo largo, con sus ojos fijos en él y en nadie más, con una sonrisa que hacía palpitar de manera rápida su corazón. Jamás imaginó que un sueño tan fantasioso como ese pudo hacerse realidad ante sus ojos. Solo que en la realidad, no se sentía tan mágico como en su sueño.

__¿Disfrutando la tormenta?__preguntó.__está frío afuera. Entra.

__¿Por qué te preocupas por mí?...estamos solos, no tienes que fingir que te importo.

Este hizo una típica rodeada de ojos, decidiendo ser él quien se acerque. Le toma del brazo atrayéndola a él, este acto la tomó por sorpresa, resignándose y haciendo caso a su pedido.

__No es como si me fuera a congelar viva.

__No, pero podrías sufrir un resfriado.

__Ya dime, ¿ahora te importo demasiado? Pensé que me ignorarías, haz estado practicando desde antes de la boda.

__Ignorarte toda la vida sería muy cobarde de mi parte. Y no soy igual que tú.

__¿No eres igual que yo? No seas ridículo, no eres mejor.

__Pero no soy un mentiroso. Me mentiste descaradamente, me usaste a tu conveniencia.

|Epifanía|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora