CAPÍTULO 6

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Louis se encontraba irritado, la frustración que sentía lo estaba consumiendo y todo gracias a que no pudo sacarse aquel omega de la cabeza

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Louis se encontraba irritado, la frustración que sentía lo estaba consumiendo y todo gracias a que no pudo sacarse aquel omega de la cabeza. Se encontraba practicando algo de boxeo junto a Myles, quien sostenía un saco recibiendo los fuertes golpes del alfa.

Desde que perdió la vista del ojiverde, no pudo concentrarse en nada más. Al final de la noche quedó con Mike en distribuir licor para el bar y el alfa le otorgó una tarjeta como cliente Prémium, esta significaba que podía ir cuando quisiera y tomar todo lo que deseara. —Literalmente

Zayn apareció por la entrada, sonriente saludó a todos hasta llegar a Liam.

—¿Y ahora qué le sucede? —preguntó acercándose al alfa con un sobre en manos.

—Es su lobo. —intentó susurrar lamentándose por el pobre Myles.

—¿Qué pasa con él?

—Ha intentado tomar el control desde anoche, no logró conciliar el sueño, ¿viste a ese omega?

—Por supuesto, esa lindura se ganó todo mi respeto, estuve detrás de él por orden del jefe.

Liam suprimió una sonrisa —los demás trabajadores intentaron arrastrar al señor Tomlinson para llevarlo a la cama, pero algo en su alfa lo negó y no pudo, puedo imaginar lo difícil que fue, no conozco a otro alfa puro contenerse de esa forma.

Zayn asintió recargándose en la lona del ring. —¿Te refieres al lindo chico que le valió una mierda la presencia de Louis?

—¡POR LA DIOSA PUTA! —gritó el alfa enfurecido—. ¿Saben que los puedo escuchar perfectamente par de idiotas...? Jodidamente, estoy a centímetros de ustedes, imbéciles.

Liam de inmediato se puso serio, en cambio, Zayn se burló un poco —En serio eres un gran idiota.

—¿Qué dices, Malik?, cuida como te diriges a mí. —detuvo los golpes y Myles lo agradeció internamente.

Zayn se cruzó de brazos —tú, eres el más grande estúpido, ¿piensas que el omega caería rendido a tus pies después de ver cómo los demás se restregaban sobre ti? Para ser sinceros hasta yo sentí algo de asco, es decir, no son nada, pero tampoco era para que actuaras como un idiota.

—¿Por qué diablos siguen molestando con ese omega? No me llamó la atención. —Con cólera arrebató las cintas que cubrían sus manos.

—Mejor dicho, tú no llamaste su atención. —el pelinegro repuso socarrón, admirado su manicura.

—No entiendo a qué te refieres, además ¿por qué mierda dices eso? —recibió el vaso con agua que uno de sus empleados le tendía.

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