24- ¿De quién gusta Scaloni?

2.4K 233 146
                                    

Por otro lado, recapitulando...

Sí, el grupete que estaba observando como Neymar dió una "atrevida" iniciativa y se comió a besos al joven Julián Álvarez, luego de pedir lo que gustaban para la cena.

—¡Ay, ya terminaron!—se quejó Rodrigo, dando un pequeño suspiro y volteando a ver a sus compañeros.

—Que fuerte...—expresó Emiliano, con los ojos abiertos como una gran circunferencia.

Se miraron mutuamente sin nada que comentar.

—Rodri, me parece que nos tienes un chisme pendiente—rompió el silencio Alejandro, con la mirada fija en el mencionado.

—Ah...sí—trató de recordar en su mente acerca de ese chisme acerca de su director técnico—siéntense.

Los tres se sentaron en el borde de la vereda.

—Ya, dinos, ¿de quién gusta Scaloni?—se frustró el Dibu, el Papu sólo esperaba la anhelada respuesta.

—Uy...—miró a un costado—me parece que no debo decir su nombre en presencia de él.

Los dos restantes, bufaron y reclamaron por la respuesta de este pero, a causa de los ruidos de pasos fuertes, voltearon rápidamente a donde veía De Paul.

—¡Se me perdió Enzo!—exclamó, exhausto por correr, Ángel.

El futbolista se hizo notar, las personas presentes empezaron a murmurar entre sí e, incluso, algunos empezaron a acercarse.

—¿Qué?—preguntó el Papu, parándose.

—Ay, Angelito, vos no te preocupes, de seguro se está chamuyando a cualquier mina que de señales de vida—dijo Rodrigo, imitando la acción de Beckham.

Ese intento de "consolar" al fideo no ayudó de nada, es más, lo descontroló aún peor. El último en pararse, Emiliano, con la intención de saber el amor imposible de Scaloni, le susurró algo al oído al chismoso de quinta presente. La respuesta de este, querrán saber ustedes, queridos lectores, fue una afirmación con la cabeza.

Sin decir nada, hablaron un poco acerca de Enzo, criticas destructivas para los curiosos, caminaron de aquí para allá, no tanto para que las piernas no duelan, cada vez había más gente y era más complicado identificarlo entre la inmensa multitud.

—Podría decir que me estoy asfixiando con tanta gente cerca mío—empezó a desesperarse el arquero.

—¿Volviste a terapia?—cuestionó Rodrigo.

—No voy hace dos semanas, por obvias razones.

Emiliano cambió su expresión de desesperación a una de enojo, a consecuencia del comentario inapropiado del más joven.

—Si se supone que la salud es una razón obvia, ¿tu salud mental no lo es también?—volvió a interrogarlo. Los dos restantes estaban incómodos ante la charla de sus amigos, por lo que se empeñaron en buscar a Enzo.

El portero se quedó sin palabras, el contrario tenía razón pero dársela sería un insulto a su orgullo con el que tanto cariño y dedicación construyó a lo largo de los años. Sólo frunció un poco el ceño, en señal de molestía a su comentario.

—Ah, miren, ahí está Enzito—señaló Rodrigo.

Su dedo índice mostraba al desaparecido junto a dos mujeres en la fila de la pancheria. La escena logró enfurecer lo necesario a Di María, que no dudó en ir hacía él, no decirle ni una sola palabra, tomarlo del brazo y llevarlo con el resto del grupo.

—¿Qué te pasa? ¿Estás loco, hermano?—eran las preguntas en forma de queja que decía Enzo durante el pequeño viaje.

Di María no contestó ninguna de las dos preguntas, solamente lo (casi) arrastró. Enzo trataba de escapar de su mayor, pero no le servía de nada.

—Ay, Enzito, ¿cuántas veces te dijimos que ver "Rebelde Way" no te convierte automáticamente en un rebelde?—mencionó el Dibu, digamos que esa era su forma de retar.

—¡Me estaba aburriendo, nada más!—se cruzó de brazos.

—Para eso vamos a un ciber—propuso el Papu, ya cansado.

—No es mala idea, ¿habrá alguno abierto las 24 horas?—expresó Rodrigo, pensando en...absolutamente nada.

—¿Y si nos tomamos un colectivo?—les preguntó Ángel.

Los cuatro se encogieron de hombros como manera de decir "Ni idea...Tómalo como un sí".

—♥—

Fueron a la primera parada que vieron, ni siquiera sabiendo a donde podía llevarlos aquel colectivo que parase allí, únicamente vieron que el bus que transitaba por aquellas calles coincidía con el del cartel, Rodrigo lo paró y subieron. No, como sospechan, no tenían tarjeta de colectivo pero, la suerte siempre a favor de ellos, el chofer los reconoció rápidamente y les dejó subir gratis, ¿qué conveniente, no? Sí, pero son los campeones, y se podían dar el lujo que quisieran. No obstante, Ángel, en señal de agradecimiento, le otorgó unos $10000 pesos al hombre, total, para él ese valor era el equivalente a nada pero el contrario se negaba a recibirlo, aunque después lo aceptara luego de que Di María casi lo obligará.

Este último se sentó en uno de esos asientos individuales, alejado de los otros cuatro que se hallaban en los asientos de a dos, Rodrigo y Emiliano compartían asiento, y atrás estaban Alejandro y Enzo. Estos miraban fijamente a Ángel, en especial De Paul que, como si le hubiera ganado en algo, le sonreía victoriosamente, nadie sabe de que todavía.

—Dale, decinos, ¿de quien gusta Scaloni?—insistió el Papu, haciendo que los otros dos giraran a mirar a Rodrigo.

De Paul dió un suspiro. Miró al frente, y confesó de una vez.

—De Luka Modric—ni él se lo podía creer, limitándose a escapar una risilla y bajando su cabeza mientras hacía lo anterior.

El gato le comió la lengua a los tres, incluso a Ángel, que logró escuchar la corta conversación.

—♥—

Perdón por tardarme en subir capítulo, estoy teniendo problemas algo personales. Los invito a seguirme porque constantemente estoy publicando anuncios acerca del fic. ¡Linda noche!

El último Mundial - ModríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora