Capítulo 56

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Evan volvía derrotado a su hogar, en busca de sus pertenencias para marcharse de ese lugar lo más pronto posible, su orgullo estaba tan herido, se sentía un cobarde, pero, ¿qué más podía hacer?, nada, ya no había nada por hacer, de seguro ya estaban unidos en matrimonio para toda la vida, y su corazón pareció destrozarse de sólo pensarlo, se veía tan hermosa!, como deseó estar en lugar de Nick en ese momento, pero ya basta de soñar, todo estaba terminado, el día anterior tuvo la oportunidad de despedirse de la pequeña Alma, ¿quizá cabía la posibilidad de volver a verla alguna otra vez en la vida?, lo creía imposible, no regresaría a ese lugar, no quería seguir sufriendo.
Al llegar al estudio se recostó en el sofá a recordar los momentos vividos con Ámbar, los buenos y malos, como se arrepentía de haberle ocultado lo que pasaba realmente con Jesica, maldita Jesica, manipuladora y embustera, esperaba no volvérsela a cruzar nunca más, no le permitiría acercarsele jamás.
Ya entrada la noche salió de la casa en busca de su destino, el cual lo llevaría a su mundo nuevamente, y esta vez esperaba tener éxito pronto, no quería quedarse un momento más allí.

En su habitación, ya se encontraba Ámbar, sumida en un mar de lágrimas y culpas, sí, su culpa, y toda suya, de a poco fue deshaciéndose del vestido de novia, deseaba sacarse de encima todo vestigio de lo que le recordara a Nick, aún no podía creer lo sucedido, ¿cómo fue capaz?, pero eso no era lo que más le dolía en ese momento, sino el saber que Evan se había marchado para siempre de su mundo, y de su vida, lloraría de por vida, lágrimas amargas, y sería eternamente infeliz por no haberse dado cuenta y no haber creído en él.
Alguien golpeó a la puerta, era la infaltable Anne, que más que ser su hermana menor, era su confidente, con Jessy nunca tuvo tal acercamiento porque ella vivía pendiente de su madre, y justamente eso las hacía estar muchas veces en desacuerdo.
_ ¿Puedo pasar?_ dijo cautelosamente.
_ Claro, pasa_ dijo Ámbar tratando de componer su cara después de tanto haber llorado.
_ Siento mucho lo que pasó, jamás pensé que Nick fuera una bestia, de solo pensarlo me dan ganas.....
_ Oye, espera, no me interesa Nick, mi gran dolor es por Evan, él no volverá, se marchó esta tarde, nunca podré disculparme con él, fui muy mala e hiriente Anne, ¿cómo pude reaccionar de esa manera?.
_ Estabas ciega hermanita, los celos y el engaño hicieron la mayor parte _dijo tratando de consolarla.
_ Nunca me perdonaré haberlo perdido_ dijo llorando.
Anne abrazó a su hermana y besó su cabeza en señal de comprensión.
_ Debes ponerte bien, piensa en Almita, ella no merece una madre abatida y triste.
_ Lo sé, pero...ahora sólo deseo llorar hasta acabar con mis lágrimas.
_ Basta!!!, así no vas a cambiar nada, dime , realmente ¿estás arrepentida?
_ Ohh sii, daría lo que fuera por volver el tiempo atrás.
_ Nada de eso, secate esas lágrimas y escucha bien, mandé a uno de los empleados en busca de Evan, y al no encontrarlo decidí que sería mejor montar guardia en su casa hasta que apareciera.
_ ¿Y eso que significa?
_ Significa que Evan volvió a su casa temprano, pero no se marchó en ese mismo instante, él fue visto en las orillas del gran lago hace unos momentos, creo que si te apresuras aún puedes impedir que se vaya.
_ Ohhh Anne!!!, es lo que más deseo, pero de seguro él no querrá perdonarme nunca.
_ ¿Cómo sabes si no lo intentas?, vistete que tengo un coche esperando por ti.
Ámbar no creía lo que escuchaba, su hermana menor tenía todo planeado. Anne la ayudó a ponerse ese hermoso vestido verde de seda que tanto le gustaba a él, debía apresurarse e ir en busca de su amado.

Sumido en el fulgor de las aguas del lago, al reflejarse allí la luna, Evan decidió cerrar sus ojos en espera del cambio a su mundo.
Mientras más rápido conciliara el sueño, más pronto estaría en su vida anterior.
En ese momento sintió el sonido de ramas quebrarse, no estaba solo, decidió seguir como estaba, tan solo sería algún animal huidizo, así como se sentía él, volvió nuevamente a cerrar sus ojos y abstraerse de todo sonido que perturbara su paz, la paz que trataba de conseguir, por lo menos para volver a su mundo.

Ámbar bajó del coche, como disparada del mismo, dio ordenes al cochero que se fuera y volviese en una hora, tiempo mas que suficiente para saber que había sucedido con Evan, caminó a prisa por el oscuro bosque, la luna, se encontraba cubierta por nubes que no dejaban apreciar su esplendor al máximo, seguía caminando a prisa como si de eso dependiera su vida, solo quería llegar a tiempo y evitar que Evan se marchara para siempre.
Llegando a la gran roca, la tan conocida roca, en un momento comenzó a temblar porque no había nadie en ese lugar, su corazón se encogió de angustia y las lágrimas que creyó ya terminadas, comenzaron a asomar nuevamente.
_ Nooo!!!, ¿Como haré para soportar esto?_ dijo lastimosamente.
Y arrodillada en la hierba solo pudo mirar el lago, mientras sus lágrimas bañaban su rostro, no supo cuanto tiempo permaneció en trance, podía haber pasado una eternidad y de seguro no se daría cuenta, el frío de la noche empezaba a hacerse notar, una pequeña brisa fría, azotaba su rostro empapado de lágrimas.
Estaba tan concentrada en su angustia que no escuchó los pasos que llegaban hacia ella lentamente, de repente alguien puso su mano suavemente en su hombro, el simple contacto la sacó de su burbuja, sintió temor porque fuese alguien que quisiera lastimarla, nadie podría defenderla en esa inmensa oscuridad, sería lo último que deseaba pasar.
_ No me lastime!!!_ dijo temblando de miedo.
El silencio era sepulcral, no quería darse vuelta de golpe, todavía no, no quería enfrentarse aún a ese desconocido.
_ No traigo mucho, le daré todo lo que traigo, pero no me haga nada, por favor!!!
_ ¿Como podría?_ contestó Evan.
Al escuchar esa voz tan conocida y amada, fue tal la impresión, que creyó estar delirando, o tal vez no?, lentamente levantó la vista para encontrarse con él, con su amado Evan, la persona a la que tanto había hecho sufrir. Se levantó y lo miró fijamente.
_Evan, tú.... no te habías marchado ya?.
_ Ya ves que no, ¿Que haces aquí?
_ Vine por ti_ dijo tímidamente.
_ ¿Y tu esposo te lo permitió?_ dijo serio.
_ No hay tal esposo, no me casé con él.

En esta vida noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora