Capitulo 15

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-Buenos días Bella durmiente- Amelia y Carlotta cantaron al  unísono con una extraña alegría que contrarrestaba con mi actitud mañanera, en un vago intento de tapar mis ojos con la sábana sentí el peso de dos mujeres aplastar el mío. -Todavía te sientes mal hermanita.- Habló Amelia haciendo un falso intento de puchero. - Déjala Amelia, la nena cree que no existen más excusas para no ir a estudiar ¡Principiante!- Gritó Carlotta mientras Amelia reía. 

-No era una excusa, de verdad me sentía mal.- Hablé pausadamente mientras me veía obligada a dejar mis suaves sabanas para tomar mi baño matutino. -¿Quieres que te traiga a Guillermito para que te mejores?- La propuesta de Amelia casi me hace vomitar, con todo este desorden mental ni me acordaba que tenia "novio". Opté por gritarle un contundente "NO". Las chicas salieron del cuarto riendo y dejándome sola enfrentando mi realidad, ayer logré convencer a mamá para no ir al instituto por un resfriado pero la verdad totalmente lejana era que no quería verla a ella. Muchos pensaran que es estúpido, fue solo un error y no tenia que huir de ella por eso pero hasta yo sabia que iba mas allá. Cuando Rebecca hizo esa pequeña broma de que me gustaran también las mujeres, yo.. jamás me lo había planteado. Si era verdad que las relaciones que había tenido en su momento fueron lindas pero jamás estuve realmente enamorada de ellos y mi relación actual esta más que claro que es Business de mi Padre. Aunque tampoco había visto a una mujer de otra manera que no fuese la habitual, no había dejado de pensar en ella desde ayer y no sé cuanto tiempo más voy a poder negar lo que me está pasando.

. - Lucia Márquez que estás haciendo conmigo- Maldije para mis adentros. 

En la entrada, mientras me colocaba mis gafas de sol. Mi padre que estaba en un viaje de negocios en Londres había regresado, casualmente Martin venia con él. Amelia salió corriendo a abrazarlo y darle un pequeño beso en los labios. Todavía no entendía muy bien porque Martin últimamente lo acompañaba a todos sus viajes. Según Amelia, más que ser su yerno era un amigo de suma confianza para Papá, creo que ella tampoco hace muchas preguntas sobre esos viajes o por lo menos me da esa impresión. 

Rebecca pasó hoy por mi en el convertible. Me despedí de mis hermanas y subí al coche dándole un abrazo a mi amiga que me reclamaba el no haber ido al instituto ayer. En el camino me dijo algo que no habia mencionado ayer cuando hablamos por teléfono. -¿Adivina quien preguntó por ti?- Mi mente fue directo a los nombres de algunos amigos de Rebecca que están 24/7 pidiéndole mi número. - James, Ricardo, Esteban, Peter.. ¿Cuál de esos?- Ella me regaló una sonrisa coqueta- Eres muy lista mi amiga, si preguntaron por ti. Perooo no me refería exactamente a ellos.- Seguro olvidé el nombre de uno de ellos pensé.- ¿Entonces Quién?. -Rebecca detuvo el carro en el parqueadero y antes de salir dijo.- La Srta. Márquez. 

Mi cuerpo se paralizó al segundo y trate de ocultar mi nerviosismo lo mejor que pude. -Preguntó por mi.- Susurré.- Si amiga, o es que acaso existe alguna otra Isabel De Castilla.- Susurro también en mi oído, mientras caminábamos agarradas de brazo. Rebecca me explico que ayer al terminar la clase le pidió que se quedara y al estar a solas mientras Lucia terminaba de calificar unos exámenes le pregunto el motivo de mi ausencia. Claro está, Mi increíble amiga siguió con la versión y  dijo que estaba enferma. - Ah y también..- Rebecca se detuvo en lo que iba a decir al parecer dándose cuenta de que no podía revelar algo. -¿También qué?- Pregunté en busca de saber si Lucia le había preguntado o dicho algo mas relacionado conmigo. -No, nada relevante.- Sonrió como una psicópata mientras yo la miraba sin entender nada. Ya no intentaba insistirle sabia que mis intentos eran en vano así que lo deje pasar aunque me dejo con la intriga. 

El día de hoy no tenia ninguna clase con ella y eso me generaba cierta tranquilidad, todavía no estaba preparada para saber que era lo que estaba pasando en mi interior y tampoco a ponerle nombre. Las primeras clases pasaron con la mayor normalidad, Jaime nos ayudo a recuperar el examen sorpresa que todos habíamos reprobado con la salvedad de que aunque había reprobado fui la nota mas alta de mis compañeros. Se escucharon aplausos y ovaciones por parte de mis compañeros en su mayoría hombres que aprovechaban el momento para decirme piropos y halagos. 

En la clase de Economía. Alicia, una señora muy amable y excelente profesora no pudo asistir por inconvenientes personales y muchos esperaban incluyéndome a mi, que el profesor suplente fuese Jaime u otro relacionado a su rama. Pero contrario a lo esperado y como una señal del universo que nuevamente se tornaba en mi contra. Llegó ella.

Divina al caminar con esa elegancia que sólo ella lleva pero con un rostro no muy amable, se posicionó en el escritorio y alzo la mirada para tener una vista panorámica de todos los estudiantes, en su búsqueda visual nuestros ojos se encontraron nuevamente y puede que este delirando pero el cambio en su rostro fue tan brusco que Rebecca me susurró - Le iluminaste los ojitos, linda.- La miré en forma de regaño. -Deja de alucinar amiga. 

La clase transcurrió con normalidad, una que otra vez sentía su mirada clavada en mi pero trataba de ignorarla lo mas que pudiera. Ella planteó una situación problema en el tablero que ninguno de nosotros habíamos visto. Indudablemente su conocimiento en Economía era muy avanzado. Pidió que quien quisiera pasara al tablero pero ella claramente sabia que ninguno de ellos lo iba a hacer así que decidió llamar a alguien puntual. - Srta. De Castilla, al tablero.- terminé siendo el conejillo de indias. Todas las miradas estaban puestas en mi y uno que otro halago de Peter (uno los chicos) alentándome. Apenas se percató de la situación lo fulminó con la mirada y regañó. Duré tal vez 1 minuto viendo lo que sea que estuviese escrito en el tablero pero no tenia ni idea de que hacer. Ella se coloco detrás de mi. -Por lo que veo, no sabes que hacer.- Susurró.-Quédate quieta y haz lo que yo te diga. - Mi mano escribía todo lo que ella me decía sin estar exenta del nerviosismo que me producía tenerla tan cerca.  -Ya está.-

Mis compañeros aplaudían al tiempo creyendo que la profesora solo miraba y yo era alguna especie de superdotada que sabia de todas las temáticas. Me voltee para entregarle el marcador y recibí un guiño de su parte. 

La clase había terminado y junto a Rebecca decidimos ir a un restaurante cerca. Ella me conocía perfectamente y sabia que el haber resuelto esa pregunta no había sido merito mío. - Tal vez me ayudó un poco.- reconocí mientras miraba el menú evadiendo la situación. 

¡Ay, Isabel de Castilla!, cuando te darás cuenta.- La miré en tono de confusión pero decidí acabar mi día con un delicioso almuerzo en compañía de mi amiga y por un momento apartar mi mente de quien me esta robando el corazón sin yo darme cuenta. 



El beso que me debes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora