Capitulo 26

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Los destellos de luz se colaban entre las persianas que hacían su mayor esfuerzo por preservar la oscuridad del cuarto aun así perdieron la batalla y me vi obligada a abrir los ojos, todo para encontrarme con una de las imágenes más hermosas que guardaría en la galería de mi mente. Los cabellos que caían por el rostro de Isabel y sus labios ligeramente abiertos casi llevándome a pensar que era una especie de diosa caída. Me quede observándola por varios minutos como pintor que mira una obra de arte. Hizo un leve puchero y frotó sus ojos abriéndolos lentamente. 

-Buenos días bella durmiente- Una curva apareció en sus labios.-Buenos días, ¿Qué hora es?.- Su pregunta me hizo volver a la realidad, busque con la mano en la mesita de al lado mi celular que marcaba las 8:10 am. 

¡Carajo!- Me levante de forma apresurada acomodando los botones de mi camisa y mi pantalón, arreglé un poco mi cabello mientras sentí a Isabel a mis espaldas sentarse en la cama sin entender el motivo de mi afán. -Olvidé que debía estar en recepción a las 8:15 para hacer el itinerario del día con Ximena y Jaime. - Mientras terminaba de arreglarme lo mejor posible ella se limitó a mirarme por el espejo con ojos perdidos.

-Entonces... así acaba nuestro encuentro.- No fue una pregunta, fue como una especie de afirmación al aire.- Por el momento.- Sus ojos caídos se encontraron con los míos y decidí sentarme en la cama, con mi mano acaricie sus mejillas y aparté uno que otro mechón de cabello.- No te aseguro que podamos estar solas por ahora pero si un paseo por la playa al caer el sol. ¿Qué te parece?.

Se inclinó para darme un corto beso en los labios que me otorgo la respuesta afirmativa que esperaba y con eso salí de la habitación mirando que ningún muchachito travieso estuviese por el pasillo. 

Isabel.

Escuche la puerta cerrarse y traté de dormir un rato más pero el sonido de mi celular me estaba matando, contesté un poco amargada. Me encontré con la respiración agitada de alguien y luego la voz de Carlotta que sonaba nerviosa y entrecortada.

Isabel...Isabel..- Estaba a la expectativa de lo que Carlotta me diría y el porqué la escuchaba tan nerviosa, instintivamente me preocupé.- Carlotta, háblame, ¿Qué esta pasando?.- El silencio en la llamada se volvió eterno.- Yo.. yo tuve una pesadilla, discúlpame.. no debí llamarte.- Mi hermana nunca había tenido talento para mentir y su voz todavía un tanto agitada la delataban.- ¿Estas segura que solo fue una pesadilla? Puedes decirme la verdad.- Otra vez el silencio sepulcral en la lineal.- Si Isabel, no pasa nada de verdad. Tuve una pesadilla espantosa eso es todo...-Su respiración ya se había regulado y su voz ya no sonaba nerviosa-  ¿Y que tal tu viaje?- El cambio de tema tan repentino me tomó desprevenida.- Ha estado bien, regreso mañana.- Ella asintió y se despidió deseándome buena suerte. 

En definitiva, sabia que me había mentido, algo estaba mal. Igual decidí darme un baño para despejar la mente, sea lo que sea debía esperar hasta el regreso mañana para averiguar que estaba pasando. Entre tanto yo estaba en la ducha, sentí la puerta de la habitación abrirse y la voz de Rebecca se hizo presente. Abri la puerta y la vi ahí sentada en la cama absorbida por el teléfono pero al verme salió corriendo haciendo que perdiera el equilibrio y la toalla que envolvía mi cuerpo cayera al suelo. Me asuste tratando de recoger la toalla a la vez que ella moría de la risa.

- ¡Le gané a Lucia! te toqué los pechos primero.- Alzaba sus brazos en forma de celebración mientras saltaba.- Espera, espera, si le gane, ¿verdad? o anoche...- Rebecca me miraba en forma de interrogatorio con la ceja alzada, ella sabia que era virgen. - Anoche no pasó nada, ganaste.- Mi amiga siguió celebrando mientras subía a la cama para saltar.

Como era de costumbre le conté de manera resumida lo que había pasado con Lucia anoche y sus reacciones no se hicieron esperar.

-De verdad tienes mucho autocontrol - Señalaba mi amiga mientras abría mi maleta para escoger mi outfit, después de la fiesta de Brad le conté que seguía siendo virgen, tuvo la misma reacción de Lucia y la verdad no la culpo, era normal que la mayoría de las chicas perdiesen la virginidad con su primer novio pero la verdad yo jamás estuve lo suficientemente enamorada de alguien para si quiera confiarle mi cuerpo. Las relaciones impuestas de mis hermanas a lo largo de sus vidas ahuyentaron todo deseo en mi de entregarme a alguien, al final miren como resultó Martin y ni hablar de los anteriores novios de Carlota.  El trauma de que ese hombre fuese como mi padre terminaban de extinguir toda iniciativa. Mucho menos, aún cuando mantenía una "relación" con Guillermo que no había dejado de mandar mensajes desde que llegué y que prefería ignorar, había sentido el deseo de estar con él. 

-Es hora de irnos, cariño-

Rebecca  y yo nos unimos al grupo, en el transcurso de la mañana estuvimos en el acuario. Luego, almorzamos en un restaurante famoso de la ciudad, la comida estuvo estupenda y mientras caía el sol, sin darnos cuenta el día ya pronto se acababa, nos dejaron descansar en el hotel y prepararnos para la salida de mañana. Por mi parte, deje a mi amiga a mi en la habitación al recibir un mensaje de Lucia mandando un punto de encuentro. El clima cálido me permitieron usar un vestido blanco corto abriéndole paso a la brisa para colarse por mi cuerpo. La vi a lo lejos estaba de espalda mirando las olas del mar había cierta tristeza en sus ojos. Así que me quede de pie a varios centímetros observándola un rato, tratando de comprender el porqué el brillo de sus ojos se había apagado y su sonrisa desaparecido. Tenia la misma mirada de mi madre despues del accidente, una mirada perdida y sin rumbo. Al parecer percibió mis ojos insistentes observándola y como si de una obra de teatro se tratase, su actitud cambio totalmente, ahora sus brazos que me rodeaban con fuerza en la cintura y una sonrisa visible permanecía en su rostro. No pude evitar preguntarle.

¿Estás bien?- Solté las palabras lo más suave posible  en busca de algo malo en su rostro que la delatara, contrario a eso obtuve un "si" muy entusiasmado. Quizá eran ideas mías, desde la llamada de Carlota quede un poco preocupada y ahora quiero encontrar cosas donde no las hay. Me tomó de la mano y caminamos lento a la orilla del mar en un silencio confortante, a veces me avergonzaba cuando me encontraba mirándola mucho tiempo y provocaba risas bajas en ella, luego de unos minutos de estar abrazadas presenciando como nuestros pies se llenaban de arena al caminar  me pidió que nos sentáramos. 

-Eres hermosa.- No dudó en unir nuestros labios que ahora se encontraban bailando y cada beso que me propinaba me hacia sentir con vida, profundice nuestro beso mientras ella pedía permiso con su lengua para entrar pero al parecer recordó que la playa era un sitio publico y cualquiera de mis compañeros o alguien mas podía vernos, me sonrió mientras separábamos nuestros rostros sonrientes. 

-Es usted una profesora traviesa.- Bromee un poco, mientras alzaba mis cejas. Sin embargo, la sonrisa que ella había mantenido se esfumó y sus ojos ahora me miraban profundamente como si hubiese dicho algo erróneo, no obtuve respuesta alguna, se levantó y extendió su mano para ayudarme a levantarme. Justo cuando pensé que la había puesto incomoda sentí un empujón en mi cuerpo empapándome de agua. Ella se ahogaba de la risa mientras yo apartaba mi cabello de mi rostro y corrí donde ella para empujarla en forma de venganza. Pude jurar que Lucia era una niña pequeña. Ahora ambas jugábamos en el mar lanzándonos agua. La atraje donde mi y le devolví aquel beso.

-Lucia no quiero que este viaje se acabe.-

yo tampoco.

El beso que me debes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora