Capitulo 27

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Vas a contar hasta 10, ¿ok? ya verás que no sentirás nada- Un hombre con máscara que a duras penas dejaba ver sus ojos ocultos detrás de sus gafas sonreía confortablemente y la mano pálida de ella sujetando la mía con tanta fuerza reflejando preocupación pero que al mirar esos mismos ojos avellana que yo también tenia me daban la paz y tranquilidad que buscaba. 

-Dale cuenta.- Me dijo ella sonriente como siempre.

- 1,2,3,4,5....-Me mantuve observando sus ojos hasta que los míos se cerraron y a lo lejos sentí que podía escuchar el sonido de su corazón palpitar con fuerza.

- No lo olvides, yo siempre estaré en tu corazón. Te amo Lucia.-

Yo también mami. 

Lucia

Sé que no te gusta que te regale cosas pero sabes que es imposible detenerme, al fin y al cabo tu me heredaste tu corazón, así que espero que no me regañes, te traje tus favoritas. - Coloque las flores encima de la lapida mientras una que otra lagrima se escapaba- Ya se, ya se no te gusta que llore...De camino pase por una repostería, y traje tu cup cake preferido. - Lo puse al lado de las flores y encendí la vela que tenia, le cante como lo hacia todos los años desde que no esta, mientras trataba de limpiar las lagrimas que rodaban por mis mejillas, siéndome imposible contenerlas. Habían  pasado 20 años y sigo sintiéndome como esa de 6 años que lloraba desconsoladamente debajo de la mesa rogando por sostener su mano pálida otra vez. El viento hizo lo suyo apagando la vela casi haciéndome pensar que había sido ella. Bese la foto que había al lado de la tumba y la abrace como si estuviese abrazándola a ella. El problema era que en vez de sentir ese cuerpo lleno de vida, sentía una placa de concreto. -Te voy a amar siempre mami.

Isabel

La llegada a casa estuvo cargada de escepticismo, no sabia que podía encontrar al llegar. Lo que le había dicho ayer a Lucia era cierto, realmente no quería que el viaje se acabara, en realidad no quería afrontar lo que podía estar ocurriendo en casa. Con Lucia sentía paz y por alguna extraña razón me sentía cómoda como si estuviese en un sueño. Anoche tome varias píldoras para el insomnio mientras esperaba que alguna hiciera efecto decidí escribirle a Amelia en busca de alguna respuesta, no obtuve mucho, fue la misma frase de Carlota "Todo está bien". 

El carro de Rebecca ahora se encontraba estacionado en la entrada de la gran Casa, mi amiga no dejaba de decirme palabras tranquilizantes que me habían hecho plantearme la idea si últimamente estoy paranoica. Sin embargo, al bajarme del carro y dar pasos más cerca de la casa sentí algo extraño, como si nada estuviera bien. Ahora que observo con detenimiento, el garaje esta abierto y el carro de Martin esta pesimamente estacionado. Al entrar en la casa, había una maleta abierta completamente en el piso, tenia varios cosas, ropa, papeles, joyería. No pude evitar pensar que era como si estuviesen expulsando a alguien de la casa. Desde que entré no había escuchado un alma pero ahora se podía escuchar a lo lejos los gritos de dos personas discutiendo, casi sin esperarlo Martin llegó corriendo a mi posición ofuscado y con un aspecto desordenado, estaba enojado. Me miró de los pies a la cabeza como si estuviese evaluándome, no me dio tiempo de decirle palabra alguna, más atrás llegaba Amelia arrojándole un anillo. Mire hacia arriba y me encontré con Carlotta presenciando la escena en completo silencio, nuestras miradas se cruzaron y sabia que ahí estaba la respuesta que tanto necesitaba, esquivé la pelea de aquellos dos y subí rápidamente dejando mis maletas en el cuarto para ir detrás de Carlotta que amenazaba con cerrar la puerta de su habitación en mi cara. Logré colocar un pie evitando su acción, necesitaba una respuesta de la escena que están haciendo ese par, llamando la atención de todos. 

- Habla ahora Carlotta, se trataba de esto ¿no es así?. -ella abrió la puerta por completo dejándome pasar, me confesó que había visto a Martin teniendo sexo con otra mujer. Mis ojos se abrieron pero por instinto se desplazaron a otra parte. - Así que ya lo sabe- pensé para mis adentros. Carlotta tuvo el valor que no tuve, ella fue capaz de abrirle los ojos a Amelia, quizá ella si era una buena hermana, sentí cierta vergüenza y un nudo en la garganta. El silencio inundaba la habitación. - Y.. ¿Sabes quién era ella?. - Pregunté tal vez con cierta curiosidad de que supiese la identidad de aquella chica que jamás vi su rostro. Carlotta fijó su mirada al suelo  contestándome con un "No" cortante. El sonido de la puerta cerrándose tan fuerte como pudo capto la atención de ambas que ya suponíamos como había terminado la escena. Sali de la habitación de Carlotta en busca de Amelia con la mirada, lo que encontré fue a mi hermana tirada en la mitad de sala llena de lagrimas, me acerque sutilmente para rodearla con mis brazos, pensé que me apartaría pero me abrazó con tanta fuerza que podía sentir su corazón querer salir de su pecho. Estuvimos en esa posición tal vez unos 5  minutos hasta que la voz interrogante de mi padre se hizo presente. En cualquier ocasión, Amelia hubiese corrido a abrazar a papa pero esta vez se limitó a mirarlo de una manera que no pude descifrar aunque logré ver un poco de decepción en ellos. Subió las escaleras y se encerró en su cuarto, dejándome con aquel hombre que no comprendía nada buscando alguna respuesta en mi. - Terminó con Martin- Fue lo único que dije, hice lo mismo que mis hermanas y busque refugio en mi habitación. 

Aunque es cierto que jamás quise a Martin y que gracias a Dios mi hermana le quito la máscara a ese patán, no puedo evitar sentirme un poco mal por haberme quedado callada cuando lo vi por primera vez, tal vez me siento culpable de no haber tenido las agallas que tuvo Carlotta al contarlo. Sin embargo, estoy muy agradecida de que ya no tengo que guardar ese secreto. Aunque a la vez me llena de curiosidad el por qué Amelia miró de esa manera a Papá. Quizás el lo sabia. 

El sol salía indicando que ya era un nuevo día. Abrí las cortinas y mire por la ventana como de costumbre. Sin embargo, lo que encontré fue una Amelia subiendo maletas en su carro, parecía como una mudanza. Fruncí mis cejas y baje rápidamente las escaleras aun en pijama. 

-Pensé que ibas a estar dormida.- Dijo Amelia al verme bajar las escaleras. 

-¿A donde te llevas todas esas cosas?.- Pregunte en busca de alguna explicación señalando las maletas. - Necesito respirar, hare un pequeño viaje.- Sabia que lo de Martin le iba a afectar bastante pero no sabia que se iría al día siguiente.- No te preocupes, regresare antes de que te des cuenta, igual sabes que puedes escribirme o llamarme cuando sea.- Nos dimos un abrazo lleno de sentimientos.- Quieres que te de un consejo- Asentí con la cabeza. - No te enamores nunca, no dejes que rompan tu corazón. - Los ojos rojos de mi hermana delataban su llanto. Carlotta cerró las puertas indicándole que ya estaba todo listo para partir. Ambas se abrazaron y vi una lagrima rodar por la mejilla de Amelia que limpió inmediatamente. Carlotta y yo nos quedamos atrás despidiéndonos con la mano mientras veíamos el carro alejarse. Aunque me dolía que se fuera, sabia que lo necesitaba. Ojala jamás pase por algo así, porque yo si moriría. 


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⏰ Última actualización: Feb 26, 2023 ⏰

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El beso que me debes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora