El pasto que rodeaba sus pies, el sol que iluminaba su rostro y a duras penas permitía abrir los ojos, El sonido de los platos y cucharas que retumbaban por cada rincón, Las sirvientas con respiración agitada y cara de agobio, sillas y mesas iban y venían, como si de una fiesta se tratase, interrumpían la paz de Isabel a su vez despertando curiosidad, aquella joven con ojos azules y mirada fulminante, caminaba a paso lento en busca de alguna respuesta que saciara aquella intriga, con un semblante serio se dirigió a el cuarto de su padre quien estaba acomodando su corbata igual de fina que cada prenda que vestía, cuidando cada detalle, ayudado por dos de las sirvientas que peinaban su cabello de una manera elegante, y terminaban de limpiar sus costosos zapatos.
-¿A que se debe tanta alboroto, acaso olvidaste comentarme algo Padre? -Con absoluta calma y serenidad aquella joven cuestiono, a lo que no obtuvo respuesta de inmediato. Miro a su padre con sus ojos fulminantes, pero tampoco se movió seguía en espera de una respuesta, a los pocos segundos cuando estaba completamente listo, volteo su mirada a su hijo y frunció sus cejas en forma de desaprobación.- Cuantas veces es necesario repetir que a los cuartos ajenos no se interrumpe al menos que la persona haya otorgado el previo permiso- Alegó aquel hombre que aparentaba tener poco menos de 45. -Te pido mil disculpas, no ha sido mi intenci..- Isabel no pudo terminar la frase cuando la interrumpió con un calmado pero lleno de autoridad "cuando aprendas a tener modales, puedes dirigirme la palabra" y una contundente seña para que se retirara, La ojiazul no tuvo mas opción que retirarse con un leve - con permiso- y el sonido de la puerta que se cerró tras de ella.
Pasaron alrededor de 10 minutos cuando las sirvientas que estaban en la habitación de su padre salieron y segundos después aquel hombre con cabello castaño, elegante y a la vez moderno, Antonio de Castilla era su nombre. Jamás en su vida había visto ha su padre fuera de la moda o en ropas alejadas de la elegancia, con una barba lisa y cuidada, y un cuerpo en forma que para su edad era envidiado por sus demás colegas y amigos, Lucía despampanante un saco azul turquí, camisa celeste, pantalón blanco y accesorios café que combinaban a la perfección siendo ejemplo para muchos que a duras penas sabían combinar prendas. Con absoluto respeto y a paso lento se acerco a su padre para retomar aquella conversación que a causa de falta de modales no habían podido tener.
-Ya pudiste reflexionar sobre tus actos- preguntó su padre mirándola fríamente, a lo que ella de igual manera respondió que si- Ahora si me permites, me gustaría que me explicaras el motivo de esta fiesta- dijo Isabel con una leve sonrisa para parecer amable ante su padre. -Que acaso te parece poco, nuestra llegada a esta ciudad, hoy mas que nunca debemos presentarnos a cada miembro de este vecindario, déjame decirte que estamos en el vecindario de la gente mas poderosa y rica que hay en la ciudad, por ende esto es más que suficiente que celebrar, aparte me gustaría establecer alianzas con alguno que otro colega, que puede servirme para mi campaña a la presidencia.- dijo con una sonrisa con un ligero toque escalofriante. -mmmm, Esta bien- dijo bajando su mirada ante su padre- bien que, bien nada, te parece bien estar en esas fachas- dijo con desprecio su padre. Isabel no había tenido tiempo de cambiarse ya que ni estaba enterada de que se celebraba- disculpa Padre, enseguida regreso- Afirmó la joven dejando atrás a su Padre y subiendo a su habitación que se encontraba lejos de donde estaba, era un terreno demasiado grande, la casa que a decir verdad era una mansión había sido adquirida hace cinco días por la familia De Castilla, una de las familias mas poderosas del país, cuya cabeza de familia era el muy posible futuro Presidente la nación, aquel que en días próximos iba a estar anunciando su candidatura, era mas que necesario que estuviera en la capital así que la mudanza no tenia discusión, y así lo supieron sus tres hijas y adorada esposa.
Después de una media hora, con la llegada de los invitados así su hija menor Isabel de Castilla, estaba lista como digna hija de un respetable político, Hermosa como ella sola, con el simple hecho de bajar las escaleras todos quedaban hipnotizados, tan solo cinco días habían pasado de su llegada, y muchos de los tan adinerados vecinos, querían que sus hijos varones llegaran a tener una relación con ella, y es que Aquella joven de 18 años cabello castaño claro, largo y lacio, ojos azules, alta, con un cuerpo de infarto, grandes atributos,piel porcelana y sonrisa blanca, era considerada una posible Miss Universo, nada la detenía tenia las medidas de una modelo, Sin embargo, esto solo eran suposiciones, ella no quería tener nada que ver con eso. Llevaba un vestido ceñido a su cuerpo de color negro, corto pero elegante y muy a la moda, su cabello suelo y maquillaje profesional, tenia a todos embobados e incluso a una que otra chica que cada que podía miraba uno de sus atributos, sus hermanas no se quedaban atrás todas eran hermosas al perecer era algo genético, pero sin duda quien mas destacaba era ella.
-¿Donde esta mamá?- preguntó Carlotta su hermana mayor, quien se coloco a su lado con una copa de vino. -Dijo que saldría pero no ha vuelto- afirmó la mediana, Amelia quien se encontraba al lado de su novio, un doctor muy reconocido nacionalmente. El sonido de el teléfono de Carlotta interrumpió, era un numero desconocido- Aló- contesto confundida - la señorita Carlotta de Castilla es usted?- pregunto una mujer del otro lado de la linea- si, que se le ofrece- dijo la mayor. - Su madre tuvo un accidente es necesario que vengan- Se cortó la llamada.
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El beso que me debes.
Roman d'amourA decir verdad, la mayoría de personas sueñan con la fantasía de poner algún día tener el amor de algún profesor o en este caso profesora. No obstante, ese deseo que permanece en muchos, es cumplido en pocos.