Capítulo 4

206 32 12
                                    


Habían llegado al hotel hacía casi cuatro horas, con equipaje en mano, se dirigieron a una de las salas de conferencias, acondicionada para aquellas ocasiones, pues eran varios los equipos que se alojaban allí durante las concentraciones y los encuentros deportivos debido a su ubicación cercana al estadio de la ciudad.

Cada jugador tomó asiento en las butacas mientras que el equipo técnico se colocó presidiendo aquella pequeña reunión.

Horacio se posicionó en una de las primeras filas junto a Ryan, sintiéndose terriblemente cansado, desde que su comunicado se mantenía rondando por internet no había tenido descanso, sus redes sociales estaban en una constante de notificaciones que, a pesar de tenerlas desactivadas, veía de vez en cuando. Personas etiquetándole, mencionándole, comentándole con palabras hirientes, y otras brindando su apoyo e incluso relatando su propia historia.

Se sentía en un sube y baja de emociones, por momentos, lo único que podía sentir era molestia al ser señalado por algo que debería tomarse con normalidad, porque a pesar de que mucha gente le apoyaba eran más quienes mostraban su discriminación ante algo que al parecer no lograban entender, o mejor dicho, no querían comprender.

Por otro lado, desde que se quitase ese peso de encima, y obviando la angustia que le provocaba estar en el punto de mira de las criticas, se encontraba más tranquilo, ya nada podría ser peor que aquello por lo que estaba pasando.

La presencia de Volkov ayudaba poco a su estado, no podía negar que lo extrañaba, y verlo cada día en los entrenamientos provocaba en él una sensación de vacío que apenas lo dejaba respirar.

El ruso no había salido airoso de todo el embrollo, a pesar de sus intentos por mantenerlo al margen, gran parte de las personas, incluyendo el equipo, y parte de los medios, no creyeron en sus palabras. Varios comentarios en las redes sociales lo demostraban, confirmando las palabras de Gustabo sobre ello.

El rubio, que se había mantenido en todo momento atento a cada uno de los programas y comentarios, continuaba insistiendo en tener a alguien para que tomara el lugar de Volkov y así quitarlo totalmente del medio. A pesar de haber aceptado semanas atrás, en su interior se mantenía reticente a todo aquello, probablemente porque ese rastro de chismes y comentarios era lo único que le quedaba de lo que fue su relación, un simple rumor al que se aferraba y que le quemaba como un hierro ardiente, dejando más que nunca la marca sobre él.

- Estamos en un momento decisivo – las palabras del entrenador hicieron que Horacio desviara su vista de la figura impasible de Volkov, hacia adelante, donde este comenzaba a colocar algunas imágenes – debemos concentrarnos en atacar, el equipo rival a pesar de estar a nuestra par en la tabla tiene muy buenos jugadores.

El hombre, junto con el resto del equipo técnico comenzaba a señalar cada uno de los puntos en los cuales había que tener mayor atención y la forma de juego de sus rivales, tanto como equipo e individualmente.

- Jugaremos de forma ofensiva – habló mirando fijamente a Volkov y luego a Horacio, colocando en ambos delanteros la carga y presión sobre la cual se debía marcar una diferencia – debemos superar nuestro puntaje en la tabla.

Durante las siguientes dos horas se mantuvieron allí, atentos ante los lineamientos y las estrategias del equipo técnico, debían derrotar al otro equipo si querían escalar en las posiciones.

El Atlético no era uno de los equipos que se encontraba en la cima de la tabla, con casi la mitad de los partidos jugados, su posición era una desventaja, sin embargo, el Olimpique Football Club estaba casi en la misma situación, debían ganar ese partido si querían tener una posibilidad de clasificar.

Fuera de juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora