Capítulo 16

120 17 1
                                    


Pasaban las cuatro de la mañana cuando Horacio llegó por fin a su casa, como el día siguiente no tenían entrenamiento aprovecharía para descansar el mayor tiempo posible, la noche anterior dormir se le había vuelto una misión imposible y en ese momento sus músculos estaban lo suficientemente adoloridos como para mantenerse en la cama todo el día siguiente.

Caminó a oscuras hasta su habitación dejándose caer en cuanto sus piernas tocaron el borde de la cama, no se molestó en desvestirse, cerró los ojos permitiendo que el sueño llegara a él en pocos segundos.

El sonido de una notificación atravesó la nebulosa en la que se encontraba, despertándole, no estaba seguro de la hora, los rayos solares atravesaban la ventana sin ningún objeto que se lo impidiera y Horacio se vio en la obligación de darse la vuelta para que sus ojos no salieran lastimados.

Otra notificación seguida del sonido estridente de una llamada logró por fin despertarle.

El delantero se tapó la cabeza con la almohada en un intento de bloquear, sin éxito, el sonido. Al notar que la persona que le reclamaba no iba a darse por vencida se puso en la tarea de encontrar su móvil, revolvió las sábanas hasta que pudo sacarlo de debajo de estas y atendió manteniendo los ojos cerrados.

- ¿Diga? – su voz sonaba algo pastosa, tenía sed.

- Horacio ¿sabes qué hora es? ¿Dónde estás?

El moreno apartó el aparato de su oreja mirando la hora en este.

- Son las doce – dijo, aunque la pregunta había sido retórica – y estaba durmiendo.

- ¿Cómo que durmiendo? Te dije que hoy tendríamos una reunión para renegociar tu contrato – al ver que no recibía respuesta, Gustabo, que ya se encontraba en las instalaciones deportivas del Olympique, suspiró – Mueve el culo, te quiero aquí en menos de media hora.

Horacio supo que Gustabo había cortado en cuanto llegó el silencio, volvió a mirar su teléfono, tenía varios mensajes, pero solo uno de ellos le llamó la atención.

"Espero que no estés muy dolorido, fue un partido muy duro" [05:04 a.m.]

Se quedó en el chat contemplando aquellas palabras, tocó el contacto para asegurarse de que estaba viendo bien y luego dio su respuesta.

"Descuida, sabes q' estoy acostumbrado. Lo mismo va para ti" [12:23 p.m.]

Cerró los ojos una vez el mensaje fue enviado y dejó el móvil a un lado, procurándose un momento para recomponerse, no esperaba encontrarse un mensaje de Volkov, si bien habían acordado comenzar a ser más cordiales el uno con el otro aquello le descolocaba porque hasta unas semanas atrás el ruso negaba todo contacto con él. Quizás su charla había dado los frutos.

Al ser día de descanso la mayoría de las instalaciones estaban libres de jugadores, al menos de la plantilla principal, pues las divisiones menores se encontraban en pleno entrenamiento. Horacio caminó por el parking haciendo su camino habitual hasta la entrada donde se desvió para ir hacia las oficinas del directorio, en cuanto llegó Gustabo lo abordó haciéndole pasar.

A pesar de llevar años en aquella entidad el delantero aún no se acostumbraba a las cantidades de dinero que se manejaban en el mundo del fútbol profesional, aunque solo en el masculino, el femenino apenas si llegaba a la decima parte. Aquellas cantidades exorbitantes de dinero le parecían una locura, cuando había llegado a la primera división él solo quería jugar, por ello fue su amigo quien se encargó de todo lo referente al dinero, y lo seguía haciendo, su presencia allí era una mera formalidad, pues estaba más centrado en observar como uno de los directivos tenía la peluca levantada que en escuchar una charla de números y regalías que no comprendía.

Fuera de juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora