Capítulo 15

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- ¡Vamos capitán!

Horacio sintió el golpe en su espalda antes siquiera de terminar de escuchar las palabras dirigidas a su persona, no necesitó darse la vuelta para saber que el protagonista de que su espalda estuviese palpitando en ese momento era nada más y nada menos que Rayan Blake, su amigo se colocó a su lado esperando que terminara de atarse los cordones a consciencia, tal como a él le gustaban.

- Lo harás bien – le susurró, para luego comenzar a charlar con otro de sus compañeros.

La vuelta de la temporada estaba justo a unos minutos de comenzar, los días habían pasado tan rápido y allí estaban nuevamente, listos para enfrentarse a uno de los mejores equipos de Francia en una nueva disputa por obtener los puntos de la liga. Sentía nervios, esa sería su vuelta oficial después de tantos altibajos, pero también estaba ansioso por pisar el césped, atrás quedó aquella sensación de malestar, sabe que tiene mucho por dar a ese deporte que tanto ama y no piensa permitir que le arrebaten su sueño.

Hasta los primeros días del año, el delantero se había mantenido a las afueras de la ciudad en la casa de su hermana, bajo los constantes reclamos de su padre, algo habitual en él, Andrés Pérez se empeñaba en señalarle cada una de sus faltas, y con un escándalo tan cerca de su persona, no perdió oportunidad, después de todo su orientación sexual siempre fue objeto de discusión. Si no fuera por su madre y su hermana ya habría cortado relaciones, pero ellas siempre lo habían apoyado, a su manera, pero lo habían hecho.

La casa de Maia era lo bastante grande como para que todos pudieran instalarse sin problemas, además, contaba con una espectacular vista del Rio Loira y el bosque que se cernía a su alrededor le permitía distanciarse por un momento de la realidad, permitirse un momento para él. Aquella casa parecía una cabaña solitaria en el medio de la nada a pesar de estar a unos pocos kilómetros de la ciudad, por eso le gustaba tanto estar ahí, le hacía conectar con la naturaleza y con su familia, al menos gran parte de ella.

El vestuario se encontraba lo bastante alborotado como para que el entrenador pidiera silencio, aquel partido no era uno de los definitivos, sin embargo, necesitaban los puntos para continuar sin preocupaciones, los partidos en los cuales Horacio no había participado no fueron los mejores del equipo.

- Hemos atravesado muchas cosas – dijo aquel hombre con claro acento – hoy volveremos a ser el equipo de siempre, denlo todo en la cancha, recuerden cubrir en el momento preciso – su mirada se dirigió a los defensas – y atacar cuando sea posible no rompan las alineaciones– esta vez sus ojos fueron hacia Horacio y Volkov - Hoy vamos a ganar.

El sonido de un grito al unísono por todos los miembros del plantel se escuchó desde el pasillo, estaban motivados y se les notaba, atrás habían quedado las querellas por la presencia de Horacio en el vestuario, exceptuando a Jordán, todos parecían haber olvidado la situación.

Los ojos de Horacio se fueron a Volkov, este estaba hablando con uno de los defensas. Luego de aquel encuentro en casa del ruso las cosas no habían vuelto a la normalidad, no esperaba que lo hicieran, construir una amistad cuando las cosas estaban tan resquebrajadas entre ellos era lo bastante difícil como para detenerse un segundo antes de mandarle un mensaje, solo esperaba que realmente ambos pusieran de su parte a partir de ese momento.

Tomó el móvil en cuanto sintió la vibración de este, a pesar de que ya tendría que tenerlo en su taquilla, Horacio lo tomó observando al remitente, no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro al ver el mensaje de Cris junto a una fotografía de él en el estadio, sabía que al rubio no le llamaba la atención ese deporte, sin embargo, allí estaba después de que le mencionara que estaba demasiado nervioso.

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