Capítulo 12

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La casa de Greco no quedaba lejos de la entidad deportiva, por lo que en veinte minutos Volkov ya se encontraba frente a la puerta de este, a juzgar por la llamada, diría que su representante tiene algo importante que decirle, sin embargo, no tiene forma de saber que es, Greco no quiso comentárselo en la llamada.

Al abrirse la puerta la figura de Iris aparece tras ella, el ruso la conoce bastante bien, han sido varias las reuniones en que se han encontrado, sobre todo, porque ella ha realizado algunas campañas de publicidad en la cual Volkov ha participado.

Cuando comenzó a profesionalizarse en el fútbol, no pensó que realizar campañas publicitarias sería una de sus facetas, sobre todo, porque lo único que deseaba era ser el mejor en lo que hacía, lo otro, como el dinero que de ello producía, le importaba poco, pero al irse a Europa, donde el fútbol es uno de los grandes mercados, las ofertas por publicidad caían una detrás de la otra, viéndose en la imposibilidad de negarse a participar, fue allí donde tanto él como Greco habían conocido a Iris y su amigo quedó cautivado por ella.

Volkov sopesó si sería una nueva campaña publicitaría lo que su amigo quería comentarle, de ser así, debía ser una muy importante para no tratarla por llamada.

- Priviet – saluda – me dijo Greco que debía hablar conmigo.

- Priviet Volkov, si pasa, Greco se encuentra en la sala.

La chica se hace a un lado permitiendo a Volkov ingresar a aquella casa. Sin esperar ser guiado, se dirige a la sala donde enseguida puede visualizar la figura de su amigo y representante sentado en el sofá.

Cuando alguien ve a Greco, no esperaría que este tuviese buena visión para los negocios, mucho menos que entablara una gran amistad con un jugador ruso que al llegar apenas sabía hablar el idioma, sin embargo, eso fue lo que sucedió la primera vez que Volkov pisó Europa.

Como un jugador internacional, Volkov tenía varias opciones en sus manos, la agencia que mantenía su contrato, una agencia muy reconocida, había designado a un representante para que le acompañara en lugar del que ya tenía en Rusia, consideraban que alguien conocedor de la liga Europea sería de mucha más ayuda para poder desenvolverse en este lado del mundo. En ese momento no lo pensó mucho, aceptaba cualquier propuesta que su agencia le colocara sobre la mesa siempre y cuando pudiera seguir jugando al fútbol.

Fue así como le conoció, Greco era totalmente lo contrario a él, donde Volkov era callado, el castaño se encargaba de llenar el silencio con alguna charla sin sentido. Poco a poco, comenzaron a congeniar más allá de una relación de representante y representado, convirtiéndose en alguien importante para el ruso, alguien a quien poder contarle sus problemas, con quien poder desahogarse y quizás de los pocos que estaban al tanto de lo que sucedía en su vida privada. Por ello, cuando comenzó a salir con Horacio no dudó en ponerlo al tanto.

- Volkov, hombre, has venido rápido, ven siéntate, debemos hablar de algo importante.

Se sintió extrañado, muy pocas veces Greco se había comportado de forma tan enigmática.

- ¿Qué es tan importante que no puedes decírmelo por teléfono? – cuestionó, comenzaba a tener curiosidad.

- Siéntate y escúchame bien – le indicó - antes de decirme algo prométeme que lo vas a pensar.

- ¿De acuerdo?

- Bien, me han llamado hoy en la mañana del Milanés – comenzó.

El Milanés, uno de los mejores equipos de Italia, había ganado la champions en la temporada anterior y sabía que uno de sus mejores jugadores estaba por colgar las botas. Varios escenarios comenzaban a formarse en la mente de Volkov.

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