Capítulo 19

117 20 1
                                    

Quizás si le hubiesen dicho que ese año estarían a un paso de clasificar a la Champions, Adrián Vera no lo habría creído. Después del desastroso comienzo que habían tenido en la tabla, dudaba incluso de que llegaran siquiera a figurar entre los primeros. Pero si algo caracterizaba a Adrián era su constante visión de futuro. Había proyectado, quizás en exceso, que llevaría al Olympique nuevamente a la cima esa temporada. Y casi lo había logrado.

Estaban a un partido de quedar primeros en la tabla y clasificarse de forma directa. En silencio, observó cómo sus jugadores se mentalizaban para ese momento. Llevó su mirada al capitán, aquel que había pasado por tantas cosas esa temporada, algunas veces se preguntaba si podría haber hecho más por él, o por el otro implicado que se encontraba en la otra punta del vestuario con sus discretos auriculares colocado en los oídos.

Negó de forma silenciosa, en ese momento, cuando la tormenta ya había dejado atrás el vestuario no valía la pena hacer conjeturas sobre lo que podría haber o no hecho, lo mejor sería continuar, alentar al equipo, determinar lo que mejor sabía hacer allí en los vestuarios al enfundarle ánimos a todos los jugadores, y luego en el lateral de la cancha, donde se encargaría de gritar ordenes que muy seguramente Horacio y el resto de la plantilla pondrían en juego.

— Atención todos — pronunció, elevando mínimamente la voz para acallar las conversaciones, y lográndolo sin necesidad de llamar nuevamente la atención — ya hemos repasado lo más importante así que no perderé los últimos minutos repitiendo las posiciones o jugadas — todos los jugadores tenían sus ojos puestos en él, expectantes de sus palabras, aquellas que infundirían en ellos la confianza necesaria para salir a ganar — salgan allí y jueguen como saben hacerlo, confío en ustedes.

— A por todas — remató Horacio en cuanto su entrenador terminó con aquel discurso siendo seguido por el grito de guerra del equipo al completo.

Decir que el partido fue sencillo sería una falacia, quizás aquel era el partido más reñido que habían jugado en la temporada. Los intentos de ambos delanteros por burlar a los defensas eran inútiles y cuando lo lograban, el arquero detenía el balón sin dar posibilidad a un remate desesperado.

El primer tiempo finalizó con un empate cero a cero que dejaba muchas expectativas para la segunda vuelta, ambos equipos estaban luchando por el primer lugar en la liga, eso los transportaría directamente al campeonato de junio.

Volkov permaneció los primeros diez minutos del entretiempo repasando una y otra vez las jugadas en su mente, convenciéndose de que tenía que haber una forma de quebrantar la defensa para poder atacar.

— Viktor

Ante la mención de su nombre levantó la cabeza inmediatamente, la mueca que vio en el rostro de Horacio le dijo que aquel nombre había sido pronunciado por inercia, su gesto era un puñal clavándose aún más profundo en el corazón, sin embargo, decidió ignorar la sensación.

— Dime — respondió — ¿crees que podemos ganar? — aquella pregunta serviría para que el moreno olvidara su desliz.

No importaba cuanto le doliera que últimamente Horacio evitara topárselo en otros terrenos que no fuesen los partidos o entrenamientos o que en algunas ocasiones este volviera a tratarle con la misma familiaridad que en su tiempo siendo pareja, Volkov sabía cuál era su lugar, pretender que no hizo daño a Horacio era pensar en su propio egoísmo.

— Si, pero tenemos que cambiar de estrategia.

El resto del descanso ambos delanteros compartieron estrategias que podrían darle una posibilidad gol, su meta sería romper la defensa y crear aberturas que estos difícilmente podían tapar, sabían que no sería nada fácil, sin embargo debían apuntar a lo imposible si querían ganar.

Fuera de juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora