𝟐𝟖. 𝐎𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚

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El día del viaje fue bastante aburrido, muchas horas de vuelo y luego contratar a un taxista que no me dió mucha confianza hasta llegar a la vieja mansión del tío Fétido.

Era bastante bonita, de estilo victoriano y muy bien conservada, según cosa le salió bastante más barata de lo que solía valer, lo que me daba dos pistas; asesinato o entidades.

Al entrar a la casa se notaba la presencia de algún alma inquieta, confirmando así mi teoría. Decidí proteger la casa con salvia y echar a las entidades, las volvería a convocar una vez mi viaje terminara.

Cosa preparó una habitación y se dedicó a limpiar mientras yo colocaba mi equipaje y me preparaba para mi investigación. No sabía bien por dónde empezar, así que decidí recorrer la ciudad mientras la nostalgia me invadía.

Estaba nublado, al igual que Nevermore, solo que estaba bastante más desolado y tranquilo. Decidí caminar hasta llegar sin querer a mi antigua casa, donde desde la ventana vi a mis antiguos padres, ocupados como siempre, supongo que en cierto modo sigue doliendo, pero siempre supe que no les importé. Eran las típicas personas que piensan que su matrimonio se reforzará con un hijo.

Caminé hasta acabar en la biblioteca más cercana, donde busqué en los archivos el nombre de Roxanne de Beuvoir, pero nada. Caminé y entré en tres bibliotecas más sin encontrar nada de ella, francamente no sé por qué no me sorprende, es evidente que una mujer de apellido francés y de épocas de colonización sería difícil de encontrar.

Seguí deambulando cuando comenzó a diluviar con fuerza, era algo que había olvidado. El tiempo aquí era bastante agresivo, y caminar sin un paraguas no era una opción, así que si no quería llegar inundada a la mansión debía buscar dónde refugiarme hasta que escampase.

Sé que era bastante irónico pero el único lugar en que pude esconderme del agua fue una iglesia. Estaba abierta y adentro hacía calor, además estaba vacía, y de alguna forma sentí que había algo ahí que me llamaba a entrar. Aunque sigo sin tener claro el qué.

Me senté en una banqueta mirando al altar, adornado con una cristalera hermosa. Lo único que aportaba luz al lugar.

- ¿Cómo es que, si eres quien debe hacer bien a las personas, haces que nos pasen cosas malas?- Pregunté susurrando sin dejar de mirar los reflejos del rosetón- Y sin embargo eres capaz de crear cosas tan hermosas... Nunca comprenderé por qué soy como soy, ni sabré si fuiste tú quien me dió esto-

Miré mis manos, mojadas y frías. Sentí un escalofrío y volví mi mirada adelante- No voy a encontrar nada sobre Roxanne ¿Verdad?- Suspiré volviendo a entrar en calor, por lo menos, me había ayudado para resguardarme de la lluvia.

- Vaya, al parecer no soy el único que ha decidido refugiarse aquí- Me sobresalté ante la voz de un chico que resultó estar sentado a mi lado. Yo lo miré extrañada, algo en él era raro.

Era pelirrojo, con el cabello algo largo y rizado, y unos ojos muy azules que miraban con deseperanza.

- ¿Cómo sabes que no he venido a rezar?- Pregunté con retintín.

- Solo lo sé, al igual que sé por qué has venido a Bristol- Dijo con una seguridad hipnótica.

- Sí, y también sabes que tengo un spray pimienta en el bolsillo ¿Cierto?- Él rió haciendo que el eco de la iglesia se tragara sus palabras.

- Mira, si quieres respuestas no las vas a encontrar en una simple y mortal biblioteca- Dijo haciéndome arquear una ceja- La historia pasa de boca en boca. Más aún si lo que buscas es a una mujer de los momentos de Salem ¿O acaso crees que una mujer sería lo bastante importante en esa época como para que escribieran sobre ella?-

Sus palabras tenían bastante sentido, y de alguna forma su voz me hipnotizaba para creerle.

- ¿Cómo sabes todo eso?

- Ya sabes lo que dicen, más vale el diablo por viejo que por diablo- Al decir eso hubo algo que me provocó un escalofrío. Este chico parecía ser un fenómeno como yo, pero no tenía claro cuál.

- ¿Cómo te llamas?

- Te propongo un juego- Dijo sonriendo de lado y aportando un brillo juguetón a sus ojos- Yo te ayudo en tu búsqueda, te daré pistas y vendré cuando sepa que has pasado cada una de las distintas pruebas que te iré poniendo. Y cuando acabes y estés lista para marcharte, ambos nos presentaremos y diremos nuestros nombres.

- Pero tú ya sabes quién soy y como me llamo...- Dije sintiendo el ambiente cada vez más pesado. Él tan solo se calló y sonrió mirando de nuevo el rosetón de la iglesia.

- Tú primera pista es Gretchen Jones- Dijo sin despegar la mirada del crucifijo que reinaba en la iglesia- Si le muestras la foto que llevas en tu bolsillo te podrá dar más respuestas que cualquiera de los archivos que revises- Volvió a mirarme y se levantó, puso su mano en mi hombro, haciéndome sentir de nuevo frío, y se fue.

Llegué a la mansión apenas 30 min después. Sintiendo una presión extraña en el pecho. Sabiendo que lo que dijo el chico era verdad, y sintiendo que este viaje sería más interesante de lo que esperaba.

Cosa había preparado la cena, yo le hice luego una manicura como agradecimiento y me descargué todas las temporadas de FRIENDS para que pudiera estar cómodo viendo sus serie favorita desde aquí. Al fin y al cabo, él vino por no dejarme sola, no por que realmente quisiera.

Yo por mi parte me encerré en el baño y preparé la bañera para hacerme una limpieza energética. Sabía que al día siguiente todo comenzaría a echar a andar, y que debería encontrar a esa tal Gretchen, lo cual no fue precisamente difícil. Hoy día, buscar un nombre en Google o en Facebook ya da bastante rienda suelta a encontrar a todo tipo de personas. Y yo la localicé en menos de 5 min.

Ahora solo quedaba esperar a mañana.

𝐋𝐚𝐬 𝐛𝐫𝐮𝐣𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐍𝐞𝐯𝐞𝐫𝐦𝐨𝐫𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora