V. A. T. (Sanwoo)

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Los entrenamientos fueron duros y juraban que no pasarían de la primera prueba pero pese a todo lo que le agradecían era que al menos no quedarían en ridículo, en los tres meses que pasaron su físico incremento muchísimo, Wooyoung le enseñó a Mingi como tener más estabilidad a la hora de apuntar, al notar que Yunho disfrutaba mucho de competir le dio un trato especial para poner a prueba su rapidez, Jongho terminó siendo entre los que más cambios tuvo, Wooyoung le hizo un plan nutricional que le ayudará a ganar masa muscular.

Todos habían tenido cambios increíbles pero algo que fue muy contrastante fue el hecho de que Wooyoung se diferenciaba mucho de otros generales, al asistir a los entrenamientos de otros solo por curiosear notaban que las miradas de estos, sobre todo la del general Choi eran unas de jamás estar satisfechos, cuando uno superaba su récord solo los miraban como si eso fuera lo mínimo que podían hacer.

Wooyoung por otro lado mostró mucha sensibilidad y tacto, pese a llegarle a tener más miedo que a cualquier otro general a la hora de lograr algo su trato fue demasiado contrastante.

A mitad de la semana final para iniciar con la primera prueba Yunho logró vencer un récord que incluso entre los grupos de los mejores escuadrones fallaban. Lo hizo en un periodo de tiempo muy corto, Wooyoung había bajado poco a poco su dureza al notar que estos obedecían sin poner reproche.

Yunho celebró gritando y riendo, los demás llevaban cara de sorpresa. Esperaba recibir la típica mirada fría que mostraban todos los generales.

—Y sé que incluso lo harás mejor, pero lo que lograste es increíble —Soltó Wooyoung haciendo a Yunho sentir un escalofrío recorrer su espalda—, creo que gracias a Yunho se ganaron un descanso, coman bien y a dormir que mañana empezamos temprano.

—¿En serio? —Mingi no pudo ocultar su emoción—, quise decir, general Jung.

Wooyoung no se enojó, incluso sonrió cosa que los dejo estupefactos.

—Si Mingi, todos a sus habitaciones, ya. —dijo con calma.

—Si, general Jung. —Dijeron todos al unísono no pudiendo soportar su sonrisa.

Wooyoung sintió mucha tranquilidad, lo pondría prontamente en su informe. Llevaba religiosamente una libreta junto a todas las mejoras que había tenido su equipo.

—Mingi aún no se ha dado cuenta que el primer día ni siquiera pudo apuntarle al muñeco y ahora jamás se aleja más de veinte centímetros de su objetivo. —rio mientras anotaba una vez ya en su habitación.

El respeto fue ganado con el tiempo, su mentalidad era sencilla, no iba a ser hipócrita, no quería estar detrás de ningún general, no iba a buscar ayuda.

Por lo que pudo estudiar, ningún general hacía un favor sin esperar algo demasiado grande a cambio, había abuso de poder y corrupción, decidió que no les debía respeto y no se involucraría con nadie que no fuera de su círculo.

Al ser visto como fenómeno nadie se atrevía a acercarse a él, les daba una mezcla entre misterio y miedo, de eso era consciente, sabía que lo miraban como una ridiculez pero de genio fuerte y sin miedo a nada.

Sacaba las notas más altas pero eso poco les importaba, no le pagaba nada a nadie para estar allí y eso era un gran bache, los que eran buenos y tenían dinero eran muchos.

Todo, absolutamente todo se estaba yendo al infierno al ahora tener la atención del general Choi, había sufrido mucho para llevarlos a donde estaban, procuró jamás llamar la atención de nadie y ahora todos los días tenía una mirada clavada en él.

Jamás miraba en su dirección, al pasar por los pasillo metía su rostro en alguna lectura o simplemente lo ignoraba. Había pasado casi un mes desde la confesión del general Choi y esperaba que todo quedara en el pasado, su grupo había estado teniendo un buen desempeño, habían encontrado una manera de trabajar en equipo que resultaba bastante eficaz, cada quien tenía una posición y cumplía con esta al pie de la letra, no llegaban al nivel del desempeño del general Choi pero eran bastante ingeniosos para encontrarle solución a las fallas.