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Decudieron adentrarse en la jungla, todos habían comido bien y Hongjoong dormía unas horas en tanto los otros se equipaban bien para poder explorar.

Ya niquiera se preguntaban por el otro lado, todos sabían que sus familias estaban custodiadas por un campo de seguridad enorme en la casa de los Choi.

—Jazz ya habrá encontrado la manera de llegar a la habitación del general Choi. —dijo divertido Yunho.

—Lo dudo, o bueno, quiero creer que no —Dijo San con una sonrisa—. Por cierto, tú abuela te envía esto. —San sacó de su bolsillo algunos dulces.

Yunho rio pues conocía bien a su abuela y el como debió darle los dulces.

—Parece que ante ella yo luzco de doce años.

—Todos general Choi, muchas gracias. —le dijo con una sonrisa al recibir los dulces de esta.

Hongjoong supervisó con las cámaras exteriores que no hubiese nadie afuera, supervisó estas una por una, todos lucía demasiado calmado. Cada uno tenía en su cuerpo una gran cantidad de armas.

La puerta de la nave se abrió por la parte trasera, esta estaba protegida y sabian que podia soportar toda clase de ataques. Yeosang se sintió increíble pues el ver todo verde le generaba confianza.

Todos dieron un paso al frente pisando una tierra que se veía rodeada de verde. Escucharon una gran cantidad de animales, el sonido de las aves era encantador, a lo lejos lograban percibir el cauce de un río.

El cielo era azul, no encontraban ninguna nube y los árboles contrastaban encantadoramente.

—Miren —Mingi dijo al ver dos aves de colores entre verde y azul—. Son preciosos.

Todos empezaron a caminar observando absolutamente todo a a su alrededor.

Procuraban no alejarse mucho de la nave, todo se encontraba calmado, Wooyoung divisó algunos frutos, eran mandarinas a sus costados, no podía creerlo, estas lucían de un color muy saludable. Tomó una con guantes, la observó bien, por supuesto que era comestible pero decidió llevarse para observarla bien.

Oficialmente estaban en una parte en la que toda la tierra era fértil. Aunque también las condiciones climatologicas lo eran, todo estaba adecuado perfectamente para dar vida.

Eran once persona observando todo con detenimiento, Hongjoong sintió muchas cosas al observar de nuevo frente a frente al mundo que le arrebató lo que más le importaba.

El primer día fue bastante calmado, todos observaban emocionados por todos lados, Wooyoung se llevaba muestras de todo, San le ayudaba a llevar todo.

A la regresada decidieron evaluar la comida para ver si la podían consumir, las frutas se miraban apetitosas ante sus ojos.

Tras llegar y evaluarlos empezaron a comerlas, sintieron derretirse al probar de los plátanos y mandarinas.

—Todo está en calma. —Dijo Hongjoong con una sonrisa.

Wooyoung y San se dirigieron a descansar, San se acostó en tanto Wooyoung no podía quedarse quieto, se sentó en el pequeño escritorio que tenía a lado para empezar a analizar sus muestras de tierra.

—¿Aún tienes energía? —le dijo San con una sonrisa.

—Es sorprendente amor, la tierra es tan fértil, podrían caersete semillas por allí y saldría una planta sí o sí. —Dijo Wooyoung sorprendido.

—Amor, duerme un poco, apenas cerraste los ojos desde ayer. Mañana saldremos temprano y prefiero que estés descansado —Le dijo San abriéndole la colcha para que este se metiera entre sus brazos. Wooyoung sonrió antes de dejar todo lo que tenía para meterse entre los brazos de su novio—. Así me gusta. —le dijo San acurrucandose.

V. A. T. (Sanwoo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora