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El general Kim optó por uniformes dorados que los ayudasen a resaltar, si por algo era conocido era por su gusto por lo exótico y llamativo.

Al entrar en el comedor generó lo mismo que sector rojo, con la diferencia de que el siempre llevaba una sonrisa, una que ante muchos lucía diabólica, unos ojos que parecían mostrar malicia por lo perfilados y alargados que eran, unas cejas pobladas que le daban aún más carácter a su mirada.

Tomaron asiento mientras todos escuchaban a Hongjoong hablar de lo que harían durante el día, a Seonghwa le sorprendió mucho la forma de trabajo de Hongjoong, una bastante diferente a la que estaba acostumbrado.

Era mucho más estricto que Wooyoung, los horarios que le dio le parecían exagerados, no tendría tiempo casi ni para comer, aunque algo que sí le agradaba era el lugar donde entrenarían, era un espacio inmenso con armas nuevas y extravagantes, máquinas de ejercicios de lo más modernas, jacuzzi y sauna, una máquina de barras proteicas e incluso un reflector enorme.

Sector rojo se hizo presente a su vez, San entró con su característica seriedad al lugar, los susurros no pararon hasta que este se sentó.

Hongjoong saludó a San con una sonrisa, San le contestó con un ligero movimiento de cabeza.

Todos esperaban al llamado del general que les indicaría la nueva maya que implicaría los combates y lugares, las misiones y horarios de clases.

San observaba constantemente la puerta esperando que el grupo de Wooyoung entrara, no era el único, todos en el lugar esperaban ver al unico grupo de cuatro miembros ingresar, cual persona mutilada esperaban mucho ver la decadencia de personas que vieron sufrir para llegar lejos, Seonghwa entre todos sentía remordimiento, que se quitaba prontamente al pensar en su familia.

—Aquí tienen. —Yunho les repartía uno a uno los buzos rojos que su madre había confeccionado para todos. Estos no llevaban nombre pero en unas semanas su logotipo estaría bien cocido a este.

Eran de un tono rojo oscuro, color que les quedaba espléndido, todos lucían iguales y Wooyoung se sintió enteramente agradecido con la madre de Yunho por hacerlos. Uno sobraba en la cama de Yunho.

—Supongo que tenemos un reemplazo en caso de que se les rompa. —dijo Yunho con simpleza.

—Bien, se nos hace tarde, vamos a comer y de frente a entrenar. Yo recogeré la lista de combates que tendremos y los horarios. —Les dijo Wooyoung sintiendo que en verdad el rojo le daba muy bien, jamás pudo haberlo sabido pues solo se dedicaba a usar el traje oscuro y genérico que les daban a todos, por primera vez llevaba un color completamente diferente, este llevaba una capucha y pantalones del mismo color, increíblemente todo se ceñía a sus figuras debido a que las medidas las había tomado bien la madre de Yunho y esta era una experta en el diseño y confección de trajes.

Seonghwa era parte del proyecto de nuevos uniformes, el año anterior lo habían decidido pero no imaginaron que estrenarían los trajes sin él.

Se dirigieron a la cocina, Wooyoung con una libreta en mano, Mingi con sus manos en los bolsillos y Yunho igual, de todos quien más impacto generaba era Jongho por su voluptuoso físico muy marcado por el nuevo uniforme.

Wooyoung como de costumbre ignoró todas las miradas, caminó como si no hubiera sucedido absolutamente nada, recogieron sus desayunos mientras Wooyoung mantenía su vista fija en sus apuntes y Yunho y Mingi bromeaban por cualquier tontera, Jongho los miraba con una sonrisa y todo parecía muy tranquilo entre ellos.

San se quedó estupefacto al ver a Wooyoung, era simplemente precioso ante sus ojos, el color le quedaba increíble, acentuaba mucho su liderazgo el tener en el brazo una banda dorada. Era un uniforme muy bien hecho, todo lo que les faltaba era el nombre que a la siguiente semana podrían tener ya bien puestos.

V. A. T. (Sanwoo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora