Jeongin pasó bastante tiempo con Nevado, el caballo de Jisung. Lo estuvo cepillado, acariciando y hasta habló con él, pero la hora de dormir había llegado.
-Jeongin, es hora de ir a la cama, vamos. -dijo su padre, llegando junto a donde estaban Jisung y el príncipe-
-¿No me puedo quedar aquí un rato más? Por favor -le suplicó Jeongin-
-No, ¿no has visto lo tarde que es? Además, llevas más de media hora aquí y mañana tienes que madrugar. Y no me vuelvas a rechistar, una orden es una orden. -Dijo en un tono firme-
-Esta bien... Nos vemos Nevado. -dijo mientras acariciaba la cabeza del caballo- Nos vemos, profesor. -dijo, mientras dirigía su mirada hacia Jisung-
-Hasta mañana, Alteza. -dijo con una delicada sonrisa, después, el rey y el príncipe salieron de las caballerizas, dejando a Jisung solo junto a su caballo- Parece que nos dejaron solos, Nevado. Y me temo que yo también debería irme. -dijo mientras acariciaba con delicadeza a Nevado- Nos vemos mañana, ¿si? Descansa. -se despidió Jisung, para después, salir de las caballerizas e ir hacia sus aposentos-
Al llegar, sobre su mesa de escritorio, encontró un gran ramo de rosas Rojas, sus favoritas, pero... ¿Quien las había puesto ahí? Al acercarse al ramo, pudo ver una nota en el, así que, la agarro y la leyó. En la nota ponía lo siguiente:
"Para que tengas un buen comienzo en tu nuevo trabajo.
Att: Seungmin"
Inevitablemente, Jisung sonrió en grande. Jisung amaba de sobremanera a Seungmin, para el, Seungmin había sido como un hermano, él era la persona en la que sabía que podía confiar, él sabía que Seungmin jamás le fallaría, y eso hacia sumamente feliz a Jisung.
Tras leer la nota la guardó en un cajón, junto a una libreta que también le regaló Seungmin, aunque esta fue regalada unos años atrás. Después, fue hacia el armario y agarró su ropa de dormir, entró al baño, se aseo, se vistió y salió del baño. Cuando estaba por irse a la cama, alguien llamó a su puerta, así que fue a abrir pese a su aspecto poco presentable, solo rezaba para que no fuera el rey.
Al abrir se encontró con un hombre al que no había visto nunca, aunque pudo deducir que era un alfa.
-¿Tu eres el nuevo tutor privado del príncipe?
-Amm... Si, soy yo, ¿hay algún problema? -dijo Jisung confundido-
-Al contrario. -el hombre empujó fuertemente a Jisung hacia el interior de la habitación, después, cerró con seguro la puerta-
-¿Q-que está haciendo? -dijo Jisung asustado. Automáticamente, su lobo se puso en alerta-
-Parece que hoy no tendré que buscar mucho para encontrar a un lindo Omega. -el alfa se acercó peligrosamente a Jisung, este retrocedió- No tengas miedo, te haré pesar un buen rato. -el alfa empujó con fuerza y sin cuidado alguno a Jisung a la cama, después, lo inmovilizó completamente para comenzar a olisquear el cuello de Jisung- Que lindo olor, ¿eres así de dulce en todas partes? -dijo, para después comenzar a bajar los pantalones de Jisung, el cual intentaba alejar a aquel alfa, pero era en vano, ya que era sumamente fuerte, por lo que algunas lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos- Vamos, no llores, pronto haré que te sientas bien.
El alfa comenzó a quitarse los pantalones, y sin cuidado alguno, entró en Jisung, sacándole un chillido de dolor, lo que hizo que, a parte de inmovilizarlo, también le tapó la boca. Por mucho que Jisung trataba de alejar al alfa, este no se movía ni un centímetro y continuó penetrando fuertemente a Jisung, provocando que este cada vez llorara más, y sus feromonas cambiaran, de unas totalmente dulces, a otras que eran prácticamente desagradables de oler.
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Tutor privado |Minsung| |Omegaverse|
FanfictionSiglo XIX. Lee Minho, rey de Corea, alfa puro. Lee Jeongin, su hijo, Omega, necesita un tutor. Han Jisung, Omega, un plebeyo de alto coeficiente, necesita un trabajo. Un amigo suyo encuentra la oferta de trabajo para ser el tutor privado del joven...