Capítulo 35.

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|ESPECIAL HYUNIN|

Jeongin se encontraba en sus aposentos, estaba profundamente dormido, cuando su mente empezó a divagar.

En su mente, apareció la imagen de un bosque, sumamente oscuro y tenebroso. Unos árboles muy altos, probablemente más de 20 metros de altura. Silencio total, no se movía ni un ápice de viento, ni siquiera una ligera brisa, nada. No había ni rastro de vida animal. Ni un solo sonido de pisadas, ningún pájaro piaba o cantaba. Ningún animal rugía o gruñía, el silencio más absoluto era la única presencia en ese bosque. Jeongin miró a su alrededor, en busca de alguna señal de vida, ya fuera animal o humana. Buscaba alguna pisada, algún arañazo en la corteza de algún árbol, algo que le indicara que no estaba solo en aquel lugar, pero no encontró nada, así que, reuniendo valor, se convenció para comenzar a camina e investigar aquel lugar.

El crujir de las hojas bajo sus pies era el único ruido que se podía escuchar a kilómetros. Había mucha calma, demasiada para su gusto. Pero entonces, tras un largo tiempo caminando, logró escuchar a lo lejos un grito desgarrador, que hizo que su sangre se helara. Era un  grito de una persona. Alguien que estaba sufriendo demasiado dolor. ¿Debía acercarse para socorrerle? Tal vez alguien corría un grave peligro, y solo él podía ayudarle. Decidió poner rumbo hacia la zona de donde creía que el grito provenía, y entonces, otro grito desgarrador acompañado de un lamento. Algo más que una simple persona en peligro era lo que estaba ocurriendo ahí, y debía averiguarlo.

Cada vez se aproximaba más, lo notaba. Cuando estaba bastante cerca, comenzó a escuchar unos sollozos, que más tarde, se convertirían en un llanto desconsolado, el cual logró poner sus vellos corporales de punta. Se acercó cuidadosamente y sin hacer demasiado ruido, colocándose detrás de un árbol para esconderse y no ser visto. Asomó su cabeza, para encontrarse con una escena desgarradora, y a la vez confusa para él mismo.

Se veía a él mismo, sujetando entre sus brazos el cuerpo ensangrentado de Hyunjin. Jeongin lloraba sin control, mientras le suplicaba al cuerpo inerte del otro chico que se despertara, que no le abandonara, que siguiera con él, pero sus plegarias no servían de nada, puesto que Hyunjin ya estaba muerto.

Verse a sí mismo de aquella manera fue extraño, pero no pudo evitar que un nudo se posara en su garganta, y que las lagrimas acumuladas en sus ojos amenazaran con salir en cualquier momento al exterior. No le gustaba ver a Hyunjin así, y menos le gustaba verse a sí mismo suplicar porque Hyunjin volviera a la vida. En un momento de desesperación, Jeongin salió de detrás de aquel árbol, y se aproximó a Hyunjin y a él mismo. 

-¿Qué le ha pasado? ¿Por qué está así? -Le preguntó al otro Jeongin, pero este ni siquiera le miró. No volvió la vista hacia él mismo. ¿Acaso no le podía ver?- ¡Ve al castillo! Seguro que allí os pueden ayudar. -No recibió ninguna respuesta, ni siquiera una mirada- ¡Mírame maldita sea!-Se posicionó frente a él para que pudiese verle, pero ni siquiera así podía verle-

-Mi vida sin ti no tiene sentido Hyunjin... -Dijo mirando al rostro de Hyunjin, el cual tenía los ojos totalmente cerrados, y cuya cabeza reposaba sobre uno de los brazos de Jeongin- Sin ti estoy perdido... ya nada tiene sentido... -Se secó las lagrimas y medió su mano en el interior de su capa, de donde sacó un puñal- Si tú te vas... yo también me iré. Volveremos a vernos allá donde estés, no lo dudes... 

-No... ¡No lo hagas! -se dijo a sí mismo al ver como acercaba cada vez más el puñal a su cuerpo- ¡No lo hagas! ¡No puedes dejar a papá solo! -Intentó arrebatarle el puñal, pero traspasó su mano como si de un fantasma se tratase-

Al ver cómo levantaba el puñal y lo acercaba cada vez más a la zona de su abdomen, notó como toda su sangre se comenzaba a helar. Sentía la impotencia. Sentía el pánico. Sentía la tristeza por la pedida de Hyunjin. Sentía ese vacío en su interior. Lo sentía todo. 

Tutor privado |Minsung| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora