05
—¡Que los cumpla la Nona, que los cumpla feliz!— Cantan al unísono todos los invitados.
Me mantengo al margen de la situación a un costado de todo el mundo. No quiero que me noten, ni que se percaten de que no estoy bien. Ya es suficiente con que mis ojos claros se enrojecen al llorar y me delatan.
Cuando todo el mundo dispersa su atención del momento y comienzan a charlar entre ellos como lo hacían antes de cantar el cumpleaños, respiro profundo y me doy la vuelta para alejarme de aquel lugar.
Primero subo las escaleras y me dirijo a la habitación que ocupamos con Bautista. Agarro una campera de jean y me cercioro de que mi teléfono tenga batería suficiente. Salgo de la casa y me pongo los auriculares, comienzo a caminar. Estamos en noviembre y hace calor, pero al caer el atardecer suele refrescar.
Respiro profundo e intento aclarar mis pensamientos mientras mi playlist suena de fondo.
Observo las calles del pueblo, aquellas calles que sé de memoria, que camine miles de veces, sola, acompañada, riendo y llorando. Definitivamente volver al pueblo fue un esfuerzo que sólo haría por mi abuela.
Demasiados recuerdos invaden mi cabeza cuando estoy en este lugar, y como si la vida me odiara, los protagonistas de esos recuerdos aparecieron acá coronando este viaje como el más difícil de atravesar.
Y a pesar de que las palabras de Valeria me calmaron por un momento, se que mi corazón está tan herido que es imposible de sanar. Porque no fue fácil a travesar mi adolescencia sin una figura materna presente, hubo muchas cosas que yo necesite de Lorena y que no me pudo dar.
Sin embargo ahí estuvo mi papá. Siempre se demostró fuerte por nosotros, se desvivió para intentar recuperar aunque sea un ápice de normalidad en nuestras vidas, después de que nuestra familia se fuera al carajo. Creo yo que todo lo que él hizo fue la razón por la que mi hermano y yo pudimos retomar nuestras vidas.
No obstante, siempre sentí que me faltaba ese algo que todo el mundo tenía con sus mamás. Observaba a mis amigas y podía notar ese vinculo especial, o con el mismo Julián y Mariana, su progenitora.
Por momentos sentía envidia de que pudieran disfrutar eso y yo solo tenía que quedarme con el dolor de que mi propia madre decidió irse de mi vida. Pero tanto Mariana, como la mamá de mi mejor amiga, y Valeria, ocuparon un lugar muy especial en mi corazón. Porque sin que yo se los pidiera me regalaron parte de esa magia materna que necesitaba.
Más que todo Mariana. A ella la sentí como una segunda madre desde siempre.
No me acuerdo cuando conocí a los Álvarez, porque desde que tengo memoria que Bautista y yo nos juntábamos con ellos. Pero si recuerdo pequeñeces que hicieron que aquella mujer se convierta en alguien fundamental en mi vida.
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ETERNO | Julián Álvarez
Fanfiction"Para que lo efímero se vuelva eterno, solo basta que nos amemos" Macarena y Julián se conocen desde chicos, siempre se gustaron, siempre sintieron cosas el uno por el otro. Y aunque lo que tuvieron cuando eran tan sólo unos niños pudo parecer efíme...